Anais DCIMA Final

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que los miembros de una familia, reunidos junto de la mesa para almorzar, no conversan entre sí, pero
si están comunicándose con otras persona a través de sus celulares.
Como vemos, esta relación y familiarización de las personas con las nuevas tecnologías acaban
ejerciendo una influencia en la vida de las persona, de tal manera que acaban moldeando a las personas y
desarrollando otros tipos de comportamientos que años atrás eran inaceptables. En este sentido, desde el
ambiente educacional, no es suficiente discutir cuales deben ser los valores a ser trabajados y trasmitidos a los
más jóvenes; conviene también discutir y reflexionar en los medios y recursos a través de los cuales estos
valores serán trasmitidos, pues debe quedar claro que el proceso de influencia y de formación humana, social
y cultural de los alumnos no pasa solo por lo que decimos en sala de aula sino también por “como” lo decimos
y a través de los medios que utilizamos para decirlo… pues todo está cargado de significado y son esos
significados los que configuran no solamente nuestro intelecto (cognitivo) sino también nuestro ámbito
subjetivo.
Desde el psicoanálisis, se ha mostrado a la subjetividad organizada sobre la base
de la lengua, ya que se trata de un sistema de representaciones que intermedian
las relaciones que el individuo mantiene con su propio cuerpo, con su vida
emocional e intelectual, en la relación con sus semejantes y también en su
percepción de las cosas del mundo (GALENDE, citado en Melillo, 2.008, pp.
26-27).
Una subjetivación que, además de proporcionarnos identidad personal e individual, nos permitirá
inserirnos en el mundo económico, social y cultural, tanto para hacer uso de él como para
transformarlo; y, la transformación (actitud transformadora) también es una característica de nuestra
subjetividad, pues en cuanto seres sociales, somos desafiados a vivir en sociedad y a sentirnos
responsables de nuestro contexto político, económico, social y cultural.
Este compromiso con lo social (“subjetividad política”), acaba siendo otro desafío importante en la
formación de la niñez y de la juventud actual; desafío que debe ser asumido pela familia, la escuela y por todos
los agentes sociales preocupados con el futuro de las personas y de la sociedad; pues, “educar la subjetividad
política es tarea de cada uno y desafío colectivo, es demanda de las circunstancias y arbitrio de quienes quieren
transformarse en actores sociales ejerciendo su propio poder” (ISABELINO SIEDE, citado en RUIZ SILVA
2012, p. 17).
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