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dedicatoria

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Para este siglo, habían desaparecido completamente los conquistadores, pero subsistían<br />

sus herederos que habían llegado a ser personas muy ricas e influyentes de la ciudad. Al<br />

igual que Caracas, Lima y Santiago, Quito fue en tiempo del dominio español un lugar<br />

aristocrático, allí florecían, aunque en menor número, varias familias de gran rango y<br />

distinción como los marqueses de San José, Selva Alegre y otros.<br />

Las clases sociales estaban divididas en clase alta, correspondiente a los altos<br />

funcionarios españoles, y la gente de clase baja, conformada por españoles dedicados a<br />

la administración pública que constituían un sexto de la población, los mestizos un tercio<br />

y los demás eran indios o en pequeña cantidad negros.<br />

Durante varios decenios, Quito siguió siendo una ciudad en obras, en la cual la<br />

edificación de iglesias y conventos tenían prioridad; los primeros edificios religiosos<br />

fueron tan modestos como las viviendas en sus alrededores. Toda la arquitectura estuvo<br />

muy influenciada por el plano de los edificios civiles o religiosos organizados alrededor<br />

de uno o varios patios.<br />

Al principio, las casas eran más rurales que urbanas, españoles e indígenas vivían en<br />

galpones con paredes de barro o adobe y techos de paja; “fueron pequeñas y solitarias<br />

celdas de solterones servidos, llenas de una muchedumbre de sirvientes y rodeadas de<br />

grandes aposentos rústicos, que eran todavía cabañas indianas que respaldaban a la<br />

casucha española” 93 . La casa chola nace de la choza, cuando ella abandona su base<br />

circular para tomarla rectangular, a más de constituir la obligada morada del campesino,<br />

es a la vez una casa de refugio, que brinda hospitalidad por un tiempo prudencial al<br />

viajero que recorre a pie los caminos, indios generalmente, para que pudieran descansar<br />

de las inclemencias del tiempo. La arquitectura española estaba, por tanto, confinada a<br />

una minúscula construcción, la estrictamente indispensable para uno, dos o tres<br />

personas. La casa quiteña con sus patios, galerías sobrepuestas y jardín, aunque algo<br />

rústica, reproducía el tipo de vivienda de la época. Se expresaba la riqueza por el número<br />

93 Ídem, Pág. 215.<br />

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