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dedicatoria

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En el barrio de San Marcos las calles Inclana y Texeira sirven para este propósito, a ello<br />

se debe que ambas manzanas periféricas quedan desmembradas del resto del barrio.<br />

QUEBRADAS<br />

Cuando nos referimos a la estructura urbana de Quito, mencionamos que la ciudad<br />

estaba atravesada por quebradas, que en tiempos pasados, constituían verdaderos<br />

barrancos, cuya profundidad alcanzaba los 15 a 20 metros. En el siglo pasado, estos<br />

arroyos de montaña de fuerte pendiente, formados por la acción de los glaciares y<br />

aluviones del Pichincha, tenían una profundidad de 2 a 3 metros y desembocaban en el<br />

río Machángara. “Hoy en día siguen constituyendo una inmensa red de drenaje de las<br />

pendientes que dominan la ciudad, ya que 85 quebradas han sido censadas durante el<br />

establecimiento del mapa de la antigua red de drenaje natural” 118 .<br />

En épocas remotas, la localidad misma de Quito, estaba conformada por dos planicies<br />

ligeramente inclinadas de Oeste a Este, interrumpidas por profundas quebradas por<br />

donde corrían limpias aguas. La primera planicie estaba constituida por el espacio que<br />

hay entre la que después se llamó quebrada de Jerusalén, y la quebrada de la Iglesia<br />

Parroquial (Capilla Mayor y Pasaje Royal). En esta planicie se levantaba el Palacio Real<br />

de los Incas quiteñizados, y sobre cuyos escombros los padres franciscanos levantaron<br />

el templo de San Francisco. La segunda planicie, estaba comprendida entre la quebrada<br />

de la Iglesia parroquial, y la parte inferior de la colina de Huanacauri o San Juan. Según<br />

el autor Eliécer Enríquez, al parecer, esta planicie era el sitio predilecto de los<br />

aborígenes, por recibirse allí con esplendor los rayos del sol naciente; aunque también<br />

fue preferida por los civiles españoles y los religiosos mercedarios, para formar el<br />

núcleo inicial de la ciudad española. Sin embargo, como la planicie no resultó tan<br />

adecuada por la humedad del suelo y subsuelo, inmediatamente se cambiaron de lugar.<br />

118 COLEGIO DE GEÓGRAFOS DEL ECUADOR (Coord. Pierre Peltre), Estudios de Geografía 2.<br />

Riesgos Naturales en Quito: Lahares, aluviones y derrumbes del Pichincha y del Cotopaxi, Editorial<br />

Nacional, Quito, 1989, Pág. 46<br />

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