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El pueblo mapuche - Folklore Tradiciones

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<strong>El</strong> principio de la responsabilidad colectiva, permaneció en vigencia en las tribus araucanashasta la fecha en que las armas de nuestro ejército pusieron fin a la autonomía que habíanmantenido por tan largo espacio de tiempo (1882).Esta pasión de la venganza, que tan hondamente arraiga en el alma de las colectividades deun grado inferior de cultura, se mantenía como hereditaria cuando no alcanzaba unasatisfacción a corto plazo. Los detalles de la ofensa o del daño se transmitían de padre ahijo, y así se mantenía latente el odio feroz de las agrupaciones entre sí. Una familia dañabaen sus intereses o en alguno de sus deudos principales, cuando sola no podía ejecutar lavenganza, esperaba pacientemente y pactaba alianza con otra que recibía con posterioridadalgún perjuicio de la que a ella también la había ofendido. Esta venganza postergadacontribuía a mantener el estado de perpetuas discordias y agresiones armadas en quevivieron las tribus araucanas.Los choques a mano armada de familia a familia o de clan a clan por perjuicios noindemnizados, establecían entre los araucanos una especie de combate judicial, concebido ypracticado como un medio regular de procedimiento. La lengua lo denominaba malón omalocán.<strong>El</strong> incremento de la agricultura y de la ganadería, el mayor cambio de especies entre lasdistintas comunidades, el comercio mutuamente tolerado entre las tribus sometidas con losfuertes y poblaciones de la frontera y las del interior con los mercaderes que lograbanpenetrar hasta ellas, contribuyeron, creando nuevas necesidades a los indígenas, a que lasconsideraciones utilitarias se sobrepusieran a la sed de venganza que había sido la normaordinaria. La experiencia les iba enseñando que una compensación en animales y en objetosbeneficiaba positivamente a la familia y que la venganza de hecho no siempre podíaejecutarse con éxito en el choque armado.Las represalias de sangre, las emboscadas y ataques nocturnos, el incendio de habitacionesy el lanceamiento de sus moradores, fueron suavizándose y reglamentándose un poco más.Una tarifa penal que la tradición había fijado para cada perjuicio cometido, entró en usomás o menos extenso.La venganza de sangre, los perjuicios a las personas o a sus haberes se pagaban antes de laconquista y a raíz de ellas con unas piedras pequeñas de cobre color verde, agujereadas enel centro y que llamaban llancas. Servían para adornos de los hombres y de las mujeres, lascuales las usaban como collares, gargantillas y diademas con el nombre de llancatu,reemplazadas después por cuentas de vidrio o de plata. Seguramente que fueron deimportación peruana. Cuando el dañador había sido un cacique o un ülmen (jefe y hombrerico) entraban, además, en la indemnización algunos hueke, el llama que los araucanosadoptaron al ambiente del país, reprodujeron y utilizaron para alimentación, los tejidos desus vestimentos y las ceremonias de guerra, paz y de carácter supersticioso:«Y si el matador no las tiene (las llancas) se las han de dar forzosamente sus parientes parasalir de aquel empeño, por ser causa de toda la parentela y uso entre ellos que lo que nopuede uno pagar, se lo ayudan a pagar los parientes, hoy por mí, mañana por ti».

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