Los pronósticos del huitantufe se extienden a robos y pérdidas de animales, hallazgos detesoros y desenlace de enfermedades graves.Quedaban hasta hace pocos años, quizás como vestigio del totemismo, los adivinos por lasaves (pelón huelque quei úñen, adivino que manda pájaro). De la dirección que tomaban lasaves, de alguno de sus actos, convencionalmente interpretados, deducían lo que iba asuceder. A veces algunas aves, como la cuca, el treguil y el ñanco llegaban hasta cerca de lacasa y comunicaban a los adivinos lo que deseaban saber.<strong>El</strong> mágico anatómico (cúpolave), ha seguido ejerciendo, como en épocas anteriores, su artede adivinar las causas de la muerte por la extracción de la hiel del hígado.La magia médica no ha decaído en el curso de cuatro centurias. Siguen practicándola losmachi, hombres y mujeres, bien que, al contrario de otras épocas, predomina en absoluto elsexo femenino en el ejercicio del machismo.<strong>El</strong> machi, en visible decadencia, mantiene viva la acostumbrada inversión del sentidogenital. Le agrada el adorno femenino y prefiere vestirse de mujer. Vive con algún joven<strong>mapuche</strong>, a quien sostiene y vigila con afán.La machi es la persona que en el día figura en primer término en el personal de operadoresmágicos. Revestida de la dignidad de curandera y encantadora, goza entre los de su raza deuna consideración cercana al temor supersticioso.Es un miembro del grupo que posee el privilegio de comunicarse con los espíritus, curar lasenfermedades por sortilegios y prevenir los desastres de la comunidad.Tiene todos los caracteres del mago, y para su iniciación requiere un aprendizaje largo, detres años por lo menos, en las fórmulas del ritual, en las manipulaciones diversas, lenguajecabalístico, danza y música sagradas y arte de insinuarse a los espíritus para alcanzar subenevolencia.Aunque de ordinario casada, su existencia parece envuelta en cierto misterio, vive másretraída que el común de la gente, frente a su habitación se halla plantada la tosca figura demadera que suele usarse en algunas ceremonias y que simboliza sus ocupaciones mágicas;una bandera blanca en la puerta de su hogar indica al viajero que allí reside quien tiene ensu poder la salud de los hombres y el secreto de los genios irresistibles.La posesión de amuletos y talismanes que preservan de influencias maleficiarias y cambianla naturaleza de las cosas, le da mayor ascendiente entre los que benefician susconocimientos.Cuida en el bosque un canelo predilecto, cuyas ramas y hojas emplea en la curación de losenfermos y a veces en las ceremonias a que concurre. Si alguien descubre y corta estaplanta, la machi languidece y seguramente muere.
Se cuenta de algunas que tienen un carnero y un caballo, a los que besan y respiran elaliento; de otras que ha visto hechos sobrenaturales (perimontu), como piedras que saltan,animales míticos que cruzan el espacio.Como en muchos <strong>pueblo</strong>s inferiores, extrae por absorción el cuerpo venenoso o el animalque corroe las entrañas de la víctima.En las fiestas religiosas y en las operaciones curativas, sirve de intermediaria entre loshombres y los espíritus bienhechores. Cae en estos actos en un éxtasis espontáneo, duranteel cual los espíritus toman posesión de su cuerpo y le revelan los pormenores de laenfermedad o le anuncian la próxima lluvia.Obra de buena fe, por autosugestión e imitando lo que se ha hecho tantas centurias antes deella: sus alucinaciones son las mismas de la sociedad beneficiada con su magia.Sus manipulaciones ejercen en el público una acción considerable: muchos de los que hanestado bajo la influencia de sus encantos, se creen sanos y libres de hechizos mortales.<strong>El</strong> alma individual de la machi trasparenta el alma colectiva de la raza.Acto primordial de la magia médica de los araucanos ha sido desde lejanos tiempos hastalos actuales, el machitun o la extracción del cuerpo humano de los organismos vivosintroducidos en él.Los indios de ahora, como sus antepasados, ignoran los fenómenos de la vida en el estadonormal y en el patológico. No conciben, por lo tanto, la muerte natural. Reconocen doscausas que destruyen la vida, las heridas y los maleficios.Atribuyen la última, a la maldad de los hombres y de los espíritus nocivos, que introducenmágicamente en el cuerpo humano animales que roen las entrañas y venenos que, de lasvísceras abdominales, pasan a la sangre y llegan al corazón.Los enemigos del <strong>mapuche</strong>, por venganza, por simple perversidad o por algún móvil deinterés, le dan veneno (vuñaque) en los alimentos y en las bebidas. Los brujos proporcionanestas ponzoñas y más a menudo ellos mismos las suministran. Los huecuvu, espíritus delmal, que en tan crecido número atisban al indio, son los que causan el daño lanzandoflechas invisibles o transformándose en sutiles animales.La enfermedad producida por la acción de un huecuve se llama hecufetun o huecuvetun.Sin la intervención de la machi, lo más seguro es que el maleficio traiga la muerte.De manera que tan pronto como se agrava un enfermo, se recurre sin dilación a la machi.«Cuando llega a la casa, se invita a todos los vecinos y también, si se puede, a todos losamigos y parientes. Una vez reunidos, la machi principia a tocar su tambor (cultrun), dandoa conocer con su toque que la ceremonia va a principiar. Después de tocar la introducción,
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