<strong>El</strong> mismo informante de los párrafos anteriores, da estos detalles del acto de saludar enforma enfática y extraordinaria.«En pentucufe, visitador, como el pentucungei, visitado, al fin de cada frase o de cadasentencia alarga mucho la última vocal. Cuando ésta se va a pronunciar, la voz se pone muyvibrosa y sonora.Un araucano que habla un idioma en tal estilo y con tanta arrogancia, es denominado porsus compatriotas tutelu pentucufe, magnífico saludador, visitador, y es respetado comosabio, como hombre recto y juicioso.Los <strong>mapuche</strong>s al hablar del pentucufe dicen:-Éste maneja la lengua y maneja el juicio.<strong>El</strong> huerquen debe saber el pentucu muy bien, pues es ésta una de las cualidades másresaltantes del emisario».<strong>El</strong> araucano es un auditivo motor que remeda el grito de los animales y de las aves con unaexactitud que admira, lo que hace con frecuencia en los cuentos para darles más animación.Conoce por el balido las ovejas que forman un rebaño, sobre todo si es pastor, y las imita amenudo para juntarlas o atraer un corderillo que se queda en los matorrales del camino.La memoria araucana se distingue, además, en que ha sido muy afectiva.Esta memoria de los sentimientos o del placer y de la pena, estaba en parte muy principalbajo la dependencia de las pasiones dominantes. Las deprimentes, las de dolor, deinquietud, sobrepasaban a las de paz en la vida afectiva del araucano, servían de guía a suvoluntad y lo volvían melancólico y sombrío.<strong>El</strong> odio a la raza conquistadora figuraba en primer lugar, como una pasión persistente yaguda, que llegó a ser un delirio emocional y un hábito trasmitido de una generación a otra,hasta llegar poco más o menos intacto a los tiempos modernos.Los cronistas hablan con demasiada frecuencia de ese rencor secular y los escritores yviajeros contemporáneos lo han encontrado vivo y feroz en el indio antes de su totalsometimiento; huinka en el concepto araucano era representación de todo lo malo; de lo querayaba en abominable: vil, embustero, ladrón de mujeres, niños y tierras, portador a vecesde brujerías y epidemias.Estas imágenes de inquietud y de rencor suscitaban actos determinados, invariables en eltiempo y producidos con la espontaneidad de un reflejo. La guerra con todas sus fatalidadesy venganzas era la consecuencia de este estado de alma de la colectividad araucana.
Pero esta emoción de rencor a la raza superior se agotó al fin por su duración prolongada yse cambió en contraria: del odio al acercamiento, por lo menos a la indiferencia en el<strong>mapuche</strong> actual, conquistado ya por la civilización en cierta proporción.Pasiones relevantes del indio, que hacían más activa la memoria de los sentimientos, fueronel apego a sus mujeres o la poligamia, la adhesión profunda al suelo natal, pero no alterritorio común de la raza; observancia inviolable de las prácticas rituales y fórmulasindígenas que observaron los mayores; la gula y la embriaguez, los celos, juegos deapuestas.Muy distintas fueron las pasiones de los españoles de la conquista y de las épocassiguientes. Basta mencionar las de carácter general en la colectividad hispana: la pasión dela patria, que tendía a la unidad y expansión; la política, la del amor emocional y no elinstintivo de los <strong>pueblo</strong>s bárbaros ni el platónico e ideal de Ercilla; la religiosa, que obrabapor imposición, por necesidad de convertir; la de las aventuras, alimentada por la novedad yel deseo de ganar oro y tierras. Otras pasiones secundarias menos extendidas que lasanteriores obraban en esta sociedad: la moral o de amor al bien; la estética, la del juego deazar, que tenía por objetivo el pasatiempo o la ganancia y no se ligaba constantemente,como entre los araucanos, a la influencia misteriosa de un poder secreto.En la memoria afectiva se encuentra la explicación de las dos pasiones más arraigadas enlas costumbres araucanas y las prácticas rituales. La tendencia poligámica del indio, fuerade los motivos económicos y sociales, se debía a que la memoria afectiva era más débil enél, a que olvidaba más fácilmente sus emociones en virtud de lo variado e intenso de susactividades. En cambio, siendo más fuerte y singular en la mujer la emoción amorosa,propendía a la monogamia.La memoria afectiva fue para las creencias religiosas de los araucanos, aplicando taltérmino a falta de otro más exacto a las fórmulas de encanto, a las invocaciones a fuerzassuperiores, etc., un gran poder conservador, que resistió indefinidamente a la propaganda, ala presión de otros credos. Esas representaciones que se encontraban hondamenteincorporadas a la vida afectiva del indio, por la tradición inmemorial, se manifestaban conmayor resistencia en la mujer, no tan dispuesta como el hombre a acoger con favor las ideasnuevas.La memoria psicológica o de las ideas, llamada también representativa, estabamediocremente desarrollada en el araucano; su capacidad para retener las cosas sensibles semanifestaba en condiciones ventajosísimas. Pero, como la psicología ha establecido que lasmemorias especiales congénitas o adquiridas, disminuyen o atrofian las restantes, no reteníacon la misma facilidad las cosas no sensibles.Le faltaba, asimismo, la tenacidad de la memoria para conservar por largo tiempo lasimágenes almacenadas en su cerebro. Tenía dificultad para localizar un recuerdo en eltiempo, es decir, determinar aproximadamente si un acontecimiento está o no distante delmomento actual. Para esto se requiere la noción clara del tiempo, que en el araucano fuesiempre vaga. Para localizar un recuerdo se valía de puntos de referencia, como los sucesos
- Page 1: Tomás GuevaraEl pueblo mapuche2003
- Page 4 and 5: la luna, llamada en el lenguaje fig
- Page 6 and 7: El cuadro de mitos que aún circula
- Page 8 and 9: simpática, produce en las personas
- Page 10 and 11: Trentren o tenten, mito antiguo del
- Page 12 and 13: Un HuitranalhueDe HuilinaoHabía un
- Page 14 and 15: Con cuidado levantó la manta poco
- Page 16 and 17: anunciaba cuando había alguna guer
- Page 18 and 19: Namuncura, argentino, hijo de Calfu
- Page 20 and 21: exequias.- Las materias pútridas.-
- Page 22 and 23: Durante el siglo XIX se operaba de
- Page 24 and 25: ecibir el cuerpo tiene el nombre de
- Page 26 and 27: Abre la marcha el jefe del duelo, a
- Page 28 and 29: «Los panteones araucanos se distin
- Page 30 and 31: Lo que consignan determinadamente e
- Page 32 and 33: llevar fuego para la cocción de su
- Page 34 and 35: El cronista Núñez de Pineda y Bas
- Page 36 and 37: uno de sus vecinos distante como ki
- Page 38 and 39: este método de tanteos nunca llega
- Page 40 and 41: Una vez que el mensajero ha conclui
- Page 44 and 45: importantes de su vida o de la cole
- Page 46 and 47: Abundan en los discursos de estos i
- Page 48 and 49: Será necesario insistir aquí que
- Page 50 and 51: onita forma dijo, atendiendo antes
- Page 52 and 53: pues las ideas abstractas, las gene
- Page 54 and 55: En efecto, difieren en que uno es d
- Page 56 and 57: Con los movimientos de las manos, d
- Page 58 and 59: Esta fuerza recóndita, agente que
- Page 60 and 61: mística que el indígena se repres
- Page 62 and 63: No sólo en estos puntos esenciales
- Page 64 and 65: poder siempre malévolo e inclinado
- Page 66 and 67: Mientras que la gente de guerra exp
- Page 68 and 69: «principal sistema consiste en ase
- Page 70 and 71: era que el mismo mágico simulaba l
- Page 72 and 73: Los pronósticos del huitantufe se
- Page 74 and 75: puede decirse, canta para que el en
- Page 76 and 77: fugaría desatentada, enloquecida.
- Page 78 and 79: La medicina indígena cuenta, por
- Page 80 and 81: Transformado en algún animal míti
- Page 82 and 83: Una mujer que no cuenta con la fide
- Page 84 and 85: La magia primitiva que se mantuvo e
- Page 86 and 87: El tabú consistía en tocar a pers
- Page 88 and 89: actitudes lascivas. Semejante impie
- Page 90 and 91: igual condición de sitios vedados
- Page 92 and 93:
No botar los cabellos sino echarlos
- Page 94 and 95:
los parientes. El precepto afirmati
- Page 96 and 97:
Provenía del hábito o deber socia
- Page 98 and 99:
Entre los actos que no ofendían el
- Page 100 and 101:
La venganza de los araucanos se apa
- Page 102 and 103:
En este modo de ser tan reconcentra
- Page 104 and 105:
Boldo, Peumus boldus.Pinón, Arauca
- Page 106 and 107:
En una palabra, el mundo de lo mist
- Page 108 and 109:
Como en la generalidad de las colec
- Page 110 and 111:
la defensa inmediata tuvo que manif
- Page 112 and 113:
Los perjuicios se avaluaron despué
- Page 114 and 115:
interpósita persona, su propósito
- Page 116 and 117:
Algunos de estos jefes de tan dilat
- Page 118 and 119:
Lo que los cronistas llamaron «tra
- Page 120 and 121:
Los ladrones de animales ponían un
- Page 122 and 123:
Para estos despojos no existían la
- Page 124 and 125:
«Antes, las mujeres, cuando traici
- Page 126 and 127:
incidentes fatales e imprevistos de
- Page 128 and 129:
XVIII apuntan en sus libros noticia
- Page 130 and 131:
El aborto y el infanticidio.- Se cl
- Page 132 and 133:
antiguo y moderno. Los cronistas de
- Page 134 and 135:
La coloración negra: con la tintur
- Page 136 and 137:
El tráfico que existió entre las
- Page 138 and 139:
En las exhumaciones de esta cerámi
- Page 140 and 141:
En el borde interior de la boca se
- Page 142 and 143:
aparecen bandas de cruces escalonad
- Page 144 and 145:
Una prenda del aparejo de montar mu
- Page 146 and 147:
de hechura chilena, trabajan de var
- Page 148 and 149:
El platero es un sujeto muy solicit
- Page 150 and 151:
Siguen en números y en importancia
- Page 152 and 153:
tiempo los plateros las imitaron a
- Page 154 and 155:
Constituía un suplemento important
- Page 156 and 157:
Cazaban la perdiz, vudú, describie
- Page 158 and 159:
Un considerable número de familias
- Page 160 and 161:
había unos instrumentos muy genera
- Page 162 and 163:
A juzgar por la etimología de ese
- Page 164 and 165:
habituales. Para los que habitaban
- Page 166 and 167:
Las múltiples labores que exige la
- Page 168 and 169:
En esa misma época hasta la pacifi
- Page 170 and 171:
La túnica o chamal, que se alargó
- Page 172 and 173:
Los rasgos raciales de las agrupaci
- Page 174 and 175:
1 de Huequen, cerca de Angol, 80.00
- Page 176 and 177:
Se puede asegurar con entera certez
- Page 178 and 179:
La antigua comarca de Maquehua, col
- Page 180 and 181:
Huilliches del sur del río Toltén
- Page 182 and 183:
Otro era la edad de la mujer, avanz
- Page 184 and 185:
En otro tiempo en que la guerra era
- Page 186 and 187:
que fue quedando vacante y que ocup
- Page 188 and 189:
Imita el juego de la chueca con otr
- Page 190 and 191:
carretas y otros de menor importanc
- Page 192 and 193:
Limpia el servicio y lava alguna ro
- Page 194 and 195:
guerrero, etc. De carácter social:
- Page 196 and 197:
Otro de los juegos de azar y de agi
- Page 198 and 199:
En estas canciones no hay versos pr
- Page 200 and 201:
y te digo seas médica»;por eso co
- Page 202 and 203:
Pincuihue, colihue como de media va
- Page 204 and 205:
La superficie de las piedras se pre
- Page 206 and 207:
Su elaboración se remonta, a no du
- Page 208 and 209:
Las machis poseen también el troqu
- Page 210:
Necesario es advertir, para termina