había unos instrumentos muy generalizados, los hueullus, «unos a modo de tenedores detres puntas; otros son a semejanza de palas de horno, de dos varas de largo, tan anchos dearriba como de abajo». A estos adaptaban la piedra agujereada (ratancura). Servían paraextraer raíces y papas silvestres, cavar la tierra con la punta y romper los terrones por ellado de la piedra horadada.Usaban, asimismo, palos aguzados de maderas duras como la luma, a los cuales agregabana veces espátulas de animales, que llamaban voro en el norte y forro, hueso, en el sur.Se distinguían en la fabricación de estos instrumentos de labranza los indios de la islaMocha.Se servían de otras herramientas de madera que terminaban en punta o en forma de pala,tanto para trabajos agrícolas como para los de construcción: «pal, que son a modo debarretas de una madera muy pesada»; pitrón, chuzo; maichihue, que se asemejaba a unazadón. Los fabricaban por lo común de madera de luma. A la acción de romper la tierracon el último, se llamaba por eso lumatun.«Los araucanos, quizá influenciados por los diaguitas-atacameños usaban también palas demadera de dos diferentes clases».Hasta el presente se ha perpetuado un instrumento conocido con el nombre de calla, paraextraer raíces, que es un palo que termina en un pedazo ancho de hierro. Todavía no hadesaparecido del todo esta primitiva costumbre de sembrar con un palo agudo llamadopilohue. En una tierra blanda, las indias van cavando agujeros en que depositan las semillasy cubren enseguida de tierra con un pie. para el mismo objeto utilizan las reduccionesapartadas otro de la misma especie que denominan rengahue.Los instrumentos de labranza aumentaron de un modo que influía en el incremento paralelode la agricultura.En algunas tribus los prisioneros españoles introdujeron el arte de forjar el fierro. Seservían para ello de fraguas pequeñas y rudimentarias, con fuelles de cuero, que duraronhasta poco antes del sometimiento definitivo de Araucanía.Como no conocían la minería ni la metalurgia, utilizaban el fierro que cambiaban a losespañoles, en especial las herraduras, y el que recogían en los encuentros o quitaban a losprisioneros. Las herraduras aguzadas y metidas en un palo, reemplazaban a los antiguoshueullus.Pudieron preparar así los primeros cuchillos y las hachas, que fueron reemplazandopaulatinamente a los instrumentos de pedernal, hueso y concha. Arreglaron entoncesinstrumentos de agricultura más pesados o con puntas de hierro, los cuales hicieroninnecesarias las piedras agujereadas que se adoptaban a las extremidad superior de un palo.
Hasta consiguieron imitar una hoz o ichuna para segar y un primer arado de forma tosca ysencilla, que consistía en un madero grueso y arqueado, con una piedra en la parte que sedoblaba hacia el suelo. La arrastraban dos a cuatro hombres para formar con él surcosimperfectos y superficiales. Como al primitivo instrumento de labranza, dieron a estaimitación de arado el nombre de hueullu, palabra que significa «dar vuelta».Se perfeccionó con el tiempo este primer arado con la adaptación de un mango, neghuétimun, y de una pieza de madera para romper la tierra hueullu, a la que se agregaba a vecesuna punta de hierro. Todo este instrumento, que se arrastraba con bueyes, se llamó y sellama todavía timun, de timón.Idearon también una carreta sin ruedas de tres palos que formaban un triángulo, con la basemenor que los lados. La designaron, hasta hace un medio siglo a esta fecha, con el nombrede larta. Posteriormente le agregaron ruedas elaboradas de un solo trozo de madera enforma de disco, que son las que aún se usan en algunas reducciones.Por carecer de animales domésticos, estas agrupaciones no pasaron, pues, por el período depastoreo.<strong>El</strong> único animal que los araucanos domesticaron con extraordinaria solicitud antes de laconquista española, fue el llama peruano, que los cronistas llamaron chilihueque o carnerode la tierra y los indios, simplemente hueque. Lo poseían los caciques y los ricos, ülmen, enescaso número, comúnmente, «y los crían los indios con grande regalía por la lana, y miranmucho por ellos, guardándolos dentro de sus casas porque es la mejor hacienda que tienenpara comprar mujeres».Su propagación se facilitó por lo favorable del clima y por la abundancia de pastos.De mucha utilidad por su carne y su lana, como por su fuerza aplicada al transporte y suuso para ciertas ceremonias, públicas se comprende que sólo fuese patrimonio de ricos, decaciques. Eran una gran riqueza en los demás poseer diez o doce.Divididas se encuentran las opiniones acerca de si el hueque es el llama de los peruanos oel huanaco domesticado.Sin contar con la razón lingüística de que existe una palabra en el <strong>mapuche</strong> para designareste animal, luan, debe tomarse en cuenta la opinión de los cronistas. Los padres Rosales yOvalle, entre otros, afirman que el chilihueque era el llama del Perú.Entre los actuales araucanos, los muy viejos especialmente, predomina la creencia de queno era el hueque el mismo luan.A fines del siglo XVIII todavía poseían algunos los caciques de Huequén, aldea cercana ala ciudad de Angol.
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