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El pueblo mapuche - Folklore Tradiciones

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transportaban ciento ochenta y ocho piezas de artillería y mil ochocientos hombres, entremarineros, tropa de desembarque y oficiales. Iban también diez religiosos, de los cualescuatro eran jesuitas, y un cuerpo completo de obreros de todos los oficios. Puso de jefe dela escuadra y del ejército expedicionario a su hijo don Antonio Sebastián de Toledo yLeiva.<strong>El</strong> 6 de febrero de 1645 llegaba la flota al puerto de Valdivia y su jefe daba principio alplan de fortificaciones. Para asegurar el éxito de la empresa confiada a su hijo, el virreyreforzó su ejército poco después de su arribo con trescientos hombres más.Concluidos los puntos fortificados del puerto y del río, don Antonio de Toledo regresó enabril al Perú, donde fue celebrada su empresa como un acontecimiento digno de la epopeya.Dejó en Valdivia un gobernador, novecientos hombres y todos los elementos necesariospara la defensa y colonización de esa parte del territorio indígena. La plaza quedódependiendo directamente del virrey del Perú.Durante este siglo y el siguiente, continuaron los virreyes enviando a Valdivia gruesoscontingentes de tropas reclutadas en el Perú. En 1671 llegó uno de cuatrocientos hombres.La ciudad adquirió con estos refuerzos traídos exclusivamente del virreinato un notableadelanto, que se dejó sentir también en los naturales de la región.Entre los servicios conexos a estas guarniciones, había talleres de tejidos y cerámicallamados obrajes, que atendían los mismos soldados, dirigidos tal vez por los laboriososmisioneros jesuitas. Casi todos estos soldados eran peruanos, indios o mestizos, muchosreclutados como delincuentes, y habituados, por consiguiente, a las manipulacionesalfareras de la tierra nativa; entre los españoles habría probablemente peritos asimismo enla fabricación de vasijas ornamentales de origen morisco, que sobrevivieron en la Penínsulaal lado de los estilos ibéricos.En todos los obrajes de Chile había una sección de alfarería que se llamaba ollería, y aún enSantiago se conocía un barrio con este nombre.La alfarería chilena de influencia incaica llegó a producir un material que se exportaba,como lo afirma un cronista que estampa este dato:«Házense varros curiosissimos y muy delicados que pueden competir con los de Estremos,y llevados al Perú y aún a España, los estiman mucho».Fue esta alfarería la que imitó entre los huarpes de San Juan o pasó esos lugares porexportación accidental.Los jefes de los cantones militares de Valdivia obsequiaban a los caciques piezas de tejidosy de cerámica; muchas se introducían en las tribus por intercambio con los indios.

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