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El pueblo mapuche - Folklore Tradiciones

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Siguen en números y en importancia los pendientes o colgantes. Su variedad es numerosa,como puede verse en las láminas que se acompañan: los más antiguos son de canutillos ygrandes placas cuadradas y rectangulares, que terminan en una cruz griega o de Malta,grandes, y con varias pequeñas, o campanillas y a veces en discos que llevan en relieve unaefigie. Se distinguen por su hechura con distintos nombres y algunos son bastante largos. <strong>El</strong>tipo chileno es imitación del aymará y del peruano; todavía lo usan los indios bolivianos.Los aros constituyen otro adorno de importación peruana. Los usaban en Chile hombres ymujeres en las regiones ocupadas por los incas. Los jefes o curacas peruanos y los caciquesnaturales sometidos los llevaban como signo de autoridad, por lo que se les llamaba losorejones. Se corrió hacia el sur su adopción y hasta fines del siglo pasado no había caciquearaucano que no ostentara este distintivo.Las primeras imitaciones araucanas fueron de piedra, en escasa cantidad, y en mayornúmero de cobre y de bronce procedentes de utensilios españoles. Con posterioridad, amedida que aumentaba la plata labrada y las monedas, se confeccionaban los de este metal.Múltiple ha sido la forma de los aros de plata: unos son de media luna, simples y dobles,con apéndices colgantes algunos; otros tienen la forma de campana, y muchos de láminascuadradas o trapezoides; éstos suelen ser de proporciones desmedidas, hasta de diezcentímetros de ancho; para llevarlos, las indias los atan con un hilo a la oreja o colocan elarco sobre ella.Los cintillos de plata con una serie de monedas limadas, es una alhaja araucana que hareemplazado a las antiguas bandas frontales de piedrecillas azules o de cuentas de vidrios,de que hablan los cronistas. Es una pieza de uso muy corriente entre los indígenas, quieneslas llevan indistintamente en la parte alta de la frente, en el cuello o en el pecho.Hubo un collar ancho de una faja de suela cubierta con puntos de plata o de una láminadelgada de este metal, que antes entraba como indispensable en el atavío femenino. Lollamaban trapapel, y ahora se halla casi desterrado de la moda indígena, sea por su escasez,sea por haberse reemplazado por otros de mejor gusto.En el ajuar de las indias se cuenta una faja lacre hasta de cuatro metros de largo que vacubierta con hileras de punto de plata, menos en un trecho del centro. Sirve para atar yenvolver las trenzas con ella. Se le da el nombre de nitrohue; va escaseando al presente ytomando un crecido valor por la dificultad que presenta a los plateros su confección. Tantocomo esta faja, por la misma causa, han adquirido un precio muy alto en las transaccionesindígenas los brazaletes, que son una sarta de cuentecillas de plata en un hilo de lana.Antiguamente, en la efervescencia de la guerra entre españoles y araucanos, los caciques sehacían preparar una taza de la parte superior del cráneo de algún prisionero, en particular sihabía sido jefe o capitán de nombradía temible entre ellos. Era alta honra sacar en lasfiestas este vaso, exhibirlo a la admiración de los concurrentes y beber el contenido dechicha que cabía en él. Con el tiempo, la disminución de la guerra, las protestas yrepresalias de los españoles, la costumbre desapareció. Se reemplazó tan extraña vasija porla taza de plata (lluhue), ancha y baja, forjada a martillo, que hasta los promedios del siglo

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