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El pueblo mapuche - Folklore Tradiciones

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Esta limitación ha sido comprobada en las cercanías de Angol y en los lugares de Purén,Lumaco, Itraque, Collipulli, Guadava, Traiguén y Victoria, de la provincia de Malleco; enlas vecindades de Temuco, menos que en las de Angol, y en los lugares de Galvarino,Cholchol, Voroa e Imperial, de la provincia de Cautín.Otra comprobación de la exigüidad de las cosechas de los indios antiguos es la escasacapacidad de las vasijas en que guardaban sus semillas y que se perpetuaron hasta el mayoracopio del trigo; eran un cuero en forma de bolsa, orron; bolsa de junco o totora, huilli;cuero completo de oveja o ternero, chorron, y un tronco hueco semejante a una barrica,sacó ma müll.Durante la república las sementeras conservaron sus límites estrechos de los siglosanteriores y la carne formaba todavía la base de la alimentación indígena. Solamentecuando se establecieron molinos y casas compradoras, las cosechas tomaron un incrementoque crecía de año en año. De unos cuantos almudes o canastos de trigo que antes bastabanpara la alimentación anual, la cantidad sembrada ha llegado al presente desde 10 sacoshasta 100 y más.Las casas compradoras anticipan fondos por una parte o el todo de la producción, lo que enel lenguaje de nuestros campesinos se llama «comprar en yerbas». <strong>El</strong> indígena prefierequedar sin un grano de cereal antes de faltar a sus compromisos.Este ensanche de la producción fue concluyendo gradualmente con los instrumentos y lasprácticas tradicionales. Cuando las siembras eran limitadas, la faena cooperativa de la trillase ejecutaba con los pies, operación que los indios llamaban ñihuin.Se hacía un montón de las espigas del trigo, y alrededor de él se extendía en el suelo unacapa de cierto espesor para que fuese pisada. Arriba se colocaba un viejo con tambo.Comenzaban a girar en torno de este haz parejas de cuatro o más hombres y mujeres,tomadas de las manos, con un paso arrastrado para separar el grano de la espiga. A vecesprecedía a los trilladores algún tocador de pito y cascabeles. Un enmascarado, colloncollon,se entretenía en hacer reír con sus bufonadas a los concurrentes. Duraba este trabajodos o más días, y en ella el dueño de la trilla mostraba todo empeño en dejar contentos a suscooperadores con toda la comida y el licor que podía suministrarles.Vino después la trilla con yeguas, que en cada reducción se criaban principalmente paraeste objeto y la reproducción de caballos.Cuando se incrementó la siembra de trigo hasta llegar a las proporciones actuales, losindígenas adoptaron las máquinas de trillar. Adquiridas por los ya pudientes, los demásrecurren a ellos para que les trillen sus porciones mediante el pago por maquila.Largos siglos transcurrieron para llegar a la adopción de las herramientas modernas.A la llegada de los españoles, la industria araucana no había salido de la edad de piedra. Poreso eran todavía de pedernal sus armas, adornos y aperos de labranzas. Entre los últimos

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