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El pueblo mapuche - Folklore Tradiciones

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La epidemia colérica de 1889 exterminó familias enteras, raleó las tribus de todas las zonasy dejó en la memoria de los <strong>mapuche</strong>s dolorosos recuerdos.Desde los conquistadores hasta hoy mismo han creído que las epidemias son obras demaleficios de sus enemigos o de los brujos (calcu). La del cólera la llevaron a sushabitaciones los que pretendían robarles sus tierras. De aquí proviene también que notomen a lo serio la índole infecciosa de algunas enfermedades.Recrudecen las epidemias en las agrupaciones indígenas por la supervivencia de susprácticas curativas, por el desconocimiento de las de profilaxis, el retroceso de antiguoshábitos de higiene y por la frecuente inoculación subcutánea o intravenosa producida por lapicadura o mordedura de los insectos, que en número considerable se crían en las rucas.Y esta extinción de la raza no ha sido un fenómeno de los períodos recientes de la historiaaraucana; ha venido operándose desde siglos atrás y sin lugar a dudas desde la conquistaespañola. <strong>El</strong> padre historiador Diego de Rosales dice a este propósito:«Las pestes, las hambres, en que comían unos a otros, las guerras con los españoles y entresí, civiles, han consumido a los indios con tan grande baja, que Osorno, que tenía cincuentamil, no junta hoy cinco mil; la Imperial, que tenía treinta mil, no tiene hoy mil cabales;Arauco, que tenía diez mil, tendrá quinientos, y así hay muchas tierras vacías que hanpoblado los españoles y hecho grandes estancias de ganados y sementeras en los valles queestán más retirados de la gente de guerra».Hasta hace poco, los progresos de la terapia salvaban al indio de muchas alteracionespatológicas: se bañaba invariablemente todas las mañanas y usaba el agua con mayorfrecuencia para el aseo personal; hoy va perdiendo estas costumbres reparadoras.Ha olvidado igualmente los antiguos ejercicios gimnásticos del salto, carreras, luchas, etc.,que antes contribuían al prestigio individual e incrementaban la salud y la fuerza muscular.La fuerza de presión y tracción del araucano, se ha clasificado, sin traspasar la de los<strong>pueblo</strong>s europeos, entre las primeras de las razas americanas.La lucha diaria con los elementos y las selvas, azotado por la lluvia de los inviernosaustrales y extenuado por el sol del verano en los trabajos de la agricultura y la guarda delos animales; la forzada sobriedad de su pobreza, los largos viajes, toda la dureza del medioen que se mueve, contribuye a que su organismo se desenvuelva vigoroso y endurecido.<strong>El</strong> <strong>mapuche</strong> de ahora, según la opinión de muchos observadores chilenos y de la mismaraza indígena, es más fuerte que el araucano antiguo, cuando no se trata de individuos ogrupos ya degenerados por el ocio y el alcoholismo.

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