18.04.2018 Views

La cartuja de Parma - Stendhal

HENRI BEYLE, STENDHAL (Grenoble, 1783 - París, 1842), fue uno de los escritores franceses más influyentes del siglo XIX. Abandonó su casa natal a los dieciséis años y poco después se alistó en el ejército de Napoleón, con el que recorrió Alemania, Austria y Rusia. Su actividad literaria más influyente comenzó tras la caída del imperio napoleónico: en 1830 publicó Rojo y negro, y en 1839 La Cartuja de Parma. Entre sus obras también destacan sus escritos autobiográficos, Vida de Henry Brulard y Recuerdos de egotismo. Tras ser cónsul en Trieste y Civitavecchia, en 1841 regresó a París, donde murió un año más tarde.

HENRI BEYLE, STENDHAL (Grenoble, 1783 - París, 1842), fue uno de los escritores franceses más influyentes del siglo XIX. Abandonó su casa natal a los dieciséis años y poco después se alistó en el ejército de Napoleón, con el que recorrió Alemania, Austria y Rusia. Su actividad literaria más influyente comenzó tras la caída del imperio napoleónico: en 1830 publicó Rojo y negro, y en 1839 La Cartuja de Parma. Entre sus obras también destacan sus escritos autobiográficos, Vida de Henry Brulard y Recuerdos de egotismo. Tras ser cónsul en Trieste y Civitavecchia, en 1841 regresó a París, donde murió un año más tarde.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

arzobispo.» Pero mientras procuraba construir bellas frases latinas muy largas, bien imitadas <strong>de</strong> Cicerón,<br />

recordó que un día el arzobispo, hablándole <strong>de</strong> Napoleón, le llamaba <strong>de</strong>liberadamente Bonaparte;<br />

inmediatamente <strong>de</strong>sapareció toda la emoción que la víspera le conmovía hasta las lágrimas. «¡Oh rey <strong>de</strong><br />

Italia! —exclamó—, esa fi<strong>de</strong>lidad que tantos otros te juraron te la he <strong>de</strong> guardar yo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muerto.<br />

No hay duda <strong>de</strong> que me quiere, pero porque yo soy un Del Dongo y él hijo <strong>de</strong> un burgués.» Para que su<br />

hermosa carta en italiano no se perdiera, Fabricio hizo algunas modificaciones necesarias y se la dirigió<br />

al con<strong>de</strong> Mosca.<br />

Aquel mismo día, Fabricio encontró en la calle a Marietta, que enrojeció <strong>de</strong> placer y le hizo seña <strong>de</strong><br />

que la siguiera <strong>de</strong> lejos. Entró rápidamente en un pórtico <strong>de</strong>sierto y una vez allí se cubrió más aún, para<br />

no ser reconocida, con la mantilla negra que, siguiendo la moda <strong>de</strong>l país, llevaba en la cabeza; luego,<br />

volviéndose con rapi<strong>de</strong>z, dijo a Fabricio:<br />

—¿Cómo es que andas tan libremente por la calle? Fabricio le contó su historia.<br />

—¡Dios mio, has estado en Ferrara! ¡Y yo que te he buscado tanto! Sabrás que he reñido con la vieja<br />

porque quería llevarme a Venecia, adon<strong>de</strong> yo sabía que no irías jamás porque estás en la lista negra <strong>de</strong><br />

Austria. Vendí el collar <strong>de</strong> oro para venir a Bolonia, pues tenía el presentimiento <strong>de</strong> que aquí me<br />

esperaba la dicha <strong>de</strong> encontrarte; la vieja llegó dos días <strong>de</strong>spués que yo. Por eso no te invitaré a venir a<br />

casa, pues seguiría haciéndote esas viles peticiones <strong>de</strong> dinero que tanto me avergüenzan. Hemos vivido<br />

muy <strong>de</strong>centemente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día fatal que sabes, y no hemos gastado ni la cuarta parte <strong>de</strong> lo que nos diste.<br />

No quisiera ir a verte a la posada <strong>de</strong>l Peregrino, porque sería una publicidad. Trata <strong>de</strong> alquilar un<br />

cuartito en alguna calle <strong>de</strong>sierta, y al Ave María (al atar<strong>de</strong>cer) me hallarás en este mismo pórtico.<br />

Dichas estas palabras, escapó.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!