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MANUAL-DOCENTE

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56<br />

Unidad Formativa<br />

– Primeramente, existe un segmento del profesorado que no llega a compartir<br />

los principios básicos del trabajo pro CCBB. Afortunadamente,<br />

representan sólo a una minoría del conjunto de los docentes. Dicen que<br />

las CCBB «culminan otro cambio más en el sistema educativo, propiciado<br />

por nuestros gobernantes», que, «el alumnado fracasa porque se<br />

ha perdido la cultura del esfuerzo y ya no se estudia como antes» o que<br />

«la gente sabe cada día menos porque ya no se dan conocimientos quedando<br />

todo en fichas de copiados y pasatiempos». Generalmente, este<br />

profesorado se haya instalado en la queja continua y deriva la responsabilidad<br />

de las causas que originan el fracaso escolar a otros colectivos<br />

(padres y madres, administraciones,<br />

medios de comunicación...) que, si<br />

bien comparten esferas de responsabilidad<br />

y causalidad, no lo son en tal<br />

grado como para permitirnos estar<br />

exentos de una necesidad de revisión<br />

y actualización en nuestras dinámicas<br />

de trabajo diario. El núcleo del<br />

dilema que hay tras este posicionamiento<br />

es la sobrevaloración de las<br />

metodologías educativas tradicionales<br />

basadas en un carácter transmisivo<br />

de la enseñanza y en modelos de autoridad rígidos, ante un perfil de<br />

alumnado que es diametralmente distinto al que existía hace unas décadas.<br />

En la actualidad, es fácil observar decenas de transformaciones<br />

notables en la diversidad del alumnado dentro de cada aula, en el sistema<br />

educativo y político, en la competencia internacional y la globalización,<br />

en los modelos familiares, en los tipos de salida laboral o en el<br />

grado de impacto de las tecnologías de la comunicación y de la información.<br />

Ya de por sí, cada uno de estos cambios puede poseer entidad<br />

suficiente como para hacernos adoptar medidas que transformen y<br />

adapten la escuela a la nueva sociedad. Añorar tiempos pasados y permanecer<br />

inamovibles en nuestros estilos didácticos y curriculares, creyendo<br />

que así se devolverá a la sociedad el «falso equilibrio» primitivo,<br />

además de no ser funcional (por constituir una obstinación inútil e ingenua<br />

la de creer que se puede tratar al alumnado de cada generación de<br />

la misma forma), tampoco es moderno (no sigue la línea de los modelos<br />

pedagógicos que obtienen mayor éxito en países europeos similares<br />

al nuestro) y, sobre todo, no desarrolla aprendizajes básicos como<br />

representan las CCBB (quedándose sólo en aspectos fragmentados de

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