As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

El emperador leonés Fernando I
ciones y creará un ejército profesional sólo con beréberes y eslavos, licenciando a los
andalusíes, por lo que cuando, Abu Amir, falleció: «Cuando concluyó la dinastía ãmirí
y la población se quedó sin imán, cada cual se alzó con su ciudad o se hizo fuerte en
su casa, luego de prever sus posibilidades, formarse un ejército y constituirse depósito
de víveres. No tardaron estos caídes en rivalizar entre sí por la obtención de riquezas,
y cada uno empezó a codiciar los bienes del otro. Ahora bien: si es difícil de resolver
un asunto entre dos personas, ¿cuánto más no había de serlo entre múltiples soberanos
y pasiones contradictorias?» 44 .
Los dos grupos fundamentales que se van a repartir los despojos del Califato (año
1031) son: los beréberes y los eslavos. Los primeros llamados “nuevos” formaban
parte del mercenariado militar, provenían del Magreb y eran muy aguerridos; los segundos
o “blancos” eran europeos, que provenían de las costas mediterráneas o de
los reinos cristianos septentrionales, y habían sido capturados en batallas o en razias,
pronto escalarían a los puestos más altos de la administración por su fidelidad y su
valía guerrera, los que eran destinados al palacio y al harén eran castrados, pero también
conformaban la policía andalusí. A finales del año 1009 estallará la guerra civil en
Córdoba entre eslavos y beréberes, con la imprevisible victoria de estos últimos; los
eslavos huyen de la capital califal y crearán en el Levante sus reinos, serán: Almería,
Orihuela, Murcia, Valencia, Denia, Játiva y Baleares, estando constantemente en conflicto
entre ellos, las familias gobernantes se sucedían unas a otras, lo que era aprovechado
por los reyes de León y de Pamplona para atacarles o protegerles a cambio de
importantes tributos o parias. A lo largo del siglo XI aparecen unas treinta taifas; todas
ellas desaparecerán por autodestrucción o por los deseos puristas de los almorávides
de Yusuf ben Tasufin, que vendrá a Al-Andalus para librarlas de las acometidas del rey
Alfonso VI de León, los almorávides acabarán con las taifas en el año 1110.
La cultura, de los reinos de taifas, encerrada en sus bibliotecas, sus maestros, su literatura
y su ciencia va a brillar con luz propia, incluso algunos de sus reyes fueron
eximios intelectuales, como por ejemplo el rey Al-Mu’tamid de Sevilla y su esposa, la
sultana I’timäd al-Rumaykiyya. El siglo XI es definido como el de oro para la poesía
andalusí. Su dedicación preferencial era hacia el conocimiento del Corán y la religión
mahometana subsiguiente, aunque contemplaban con dedicación y deleite otras disciplinas,
como por ejemplo Ibn Hazm en el mundo de la filosofía; también se dedicaron a
otras ciencias, tales como la medicina, la farmacología, las matemáticas, la astronomía
y la agricultura. Como herederos del califato construyeron magníficos monumentos,
tales como mezquitas, palacios, aljamas, baños, etc. Eran unos expertos artesanos del
marfil, cincelaban el metal, trabajaban con maestría el esmalte y el barro; los monarcas
cristianos del norte disfrutaban de aquellos productos manufacturados en arquetas y
paños; muchas de estas joyas recubrían los cofres de los relicarios de los monasterios;
por ejemplo el bordado andalusí que forra el arca para los huesos de San Isidoro perteneció
a Al-Mu’tadid, el poeta y rey de Sevilla y padre de Al-Mu’tamid. La moda en los
44 Memorias de Abd Allah apud Leví-Provençal y García Gómez, 1980.
NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010 105