As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

Tres voces proletarias coruñesas
Y, señores nuestros, el sombrío cuadro de la miseria que azota al proletariado coruñés
es obra vuestra, inconsciente quizás, pero muy vuestra.
Y que la miseria existe no tiene duda.
Díganlo los comerciantes todos. Los industriales, las empresas todas, ¿qué compran y
qué venden?
La demanda disminuye y lo mismo el precio ¿crece por eso la venta?
Estas fluctuaciones las ve el comerciante; al capitalista apenas le interesa. La prensa,
con sus sofismas, predispone la opinión, esa opinión de que yo desconfío, diciéndole
cosas abultadas, con espejismos de verdad, y no queda ni por repetir “por tal camino
los obreros querrán disponer hoy o mañana hasta del capital de los ricos”; o de otro
modo: “¿dónde vamos a parar con tales exigencias?”
Aquí lo dijo Unamuno cuando tuvimos el placer de oírle: “la suprema virtud del obrero
es su eterna incontestabilidad”; conseguida una cosa, se desea otra, después más, y
más y más.
Cumplimos su presagio; todos deben hacer lo mismo.
Más jornal, menos horas, ¿encarecen al pueblo o lo elevan?
Contesten por mí las estadísticas de las naciones industriales, díganlo los belgas, los
ingleses, los franceses, los alemanes, díganlo en La Coruña mismo los constructores
de carruajes (patronos y obreros) puesto que tienen ocho horas, apartando por un
momento el espíritu de clase y se verá claro que ni han perdido ni han ganado, y si
muy a fondo lo miran, verán que han recogido frutos de tan loable mejora dada a sus
obreros, pues no es poco ganar dar más vigor al brazo que labora como permitir que la
inteligencia se cultive para auxiliar las prácticas del trabajo.
No conviene el desproporcionado crecimiento particular, el egoísmo brutal. Los
capitalistas españoles forman una raza apática, insolente con su prójimo, buscan el
negocio con grandes rendimientos, sin exposición ni riesgo; las eventualidades y las
profecías desfavorables les asustan y retraen.
Los pueblos germanos y sajones debieron servirles de maestros, por lo progresivos
e iniciadores, sin que para nada les preocupen las asechanzas de los trabajadores
pidiendo mejoras. [Varias liñas finais de texto ilexibles].
M. LORES (El Noroeste, 19-3-1904).
NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010 211