As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

Carlos Pereira Martínez y Ana Romero Masiá
7. CIEGOS
Con motivo do estoupido dunha bomba en Barcelona, Lores móstrase moi crítico cos
posibles autores do atentado e coa posible utilización interesada do feito por parte dos
grupos reaccionarios.
“¡Infames, cobardes, malvados, los autores de la explosión de esa bomba que en
Barcelona ha ocasionado tanta víctimas!”
Estas palabras podemos hacerlas nuestras, pero el artículo que con ese párrafo y título
de “¡Infames!” lo continúa en el último número de Las Dominicales merece iguales
calificativos. Allí se tacha de revolucionarios y nunca supimos que de revolucionarios
sea matar a seres que muy poco o nada significan en las luchas políticas o sociales.
Con motivo de esa bomba, han agotado el vocabulario de los anatemas algunos
periódicos demócratas diciendo de nosotros los anarquistas pestes. Ellos que han
contribuido a desvanecer el error de que los anarquistas hubiéramos sido o colaborado
a aquella otra hecatombe de Cambios Nuevos, combatiendo a la par a la reacción
espantosa que en Montjuich resucitó la Inquisición, vienen hoy a contribuir con su
conducta a que prosiga y se renueve la monstruosidad pasada que ya principió en Alcalá
del Valle y amenaza traducirse en una ley que para nosotros no vale más ni menos
que todas las leyes juntas, pero que a ellos tocará también por su congraciamiento y
contemporanización con sus enemigos políticos. Todo denota que han perdido la fe en
la consecución de su fin y por ello contribuyen a un estado tan vicioso, tan repugnante,
tan hipócrita, tan jesuita.
Aparentan con su fusión heterogénea, velar por libertades políticas que no existen y
que debieran hacerlos más avisados, más cautos, más decididos, para no descender al
estado en que se hallan.
Quien, que no sea ciego, observe esos actos vandálicos, verá muy claro que solo
miserables fanáticos religiosos, políticos o económicos, pueden haber atentado en
ocasiones contra la humanidad, pero en el caso de la última bomba hay algo que
debiera hacerlos pensar más, sobreponer el cerebro al corazón, que no por el sentir
noble de unos cadáveres destrozados, va a pisotearse la razón sana y serena.
Allí apareció en un portal el terrible cesto, ¿con qué objeto?... Y aquí sobrevienen las
conjeturas, de las que el que escribe no debe prescindir.
Quien manejó ese fatal cesto no pudo ser un revolucionario, porque un revolucionario,
llevado de un espíritu de venganza, podrá atentar contra un representante de este sistema
social, nunca contra las víctimas inconscientes de tal sistema. Además, el atentado no
existe desde el momento en que aquello apareció al azar, abandonado criminalmente; y
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NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010