As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

El emperador leonés Fernando I
de las Cogolla, el rey de Pamplona les amenazó con llevarles a ambos y a los soldados
leoneses atados hasta el territorio pamplonés, como a los rebaños de ovejas; su
ejército se había incrementado por “la turbamulta de moros, que había reclutado para
esta guerra”. Se concertó día y lugar para la batalla, el mismo decidido fue el valle de
Atapuerca, el 1 de septiembre de 1054.
27. La Batalla de Atapuerca
Las mesnadas del monarca leonés ocuparon, por la noche, la cumbre de una colina
cercana, los magnates leoneses, que habían sido fieles al rey Vermudo III y muchos
de ellos que eran sus parientes, iban a tener la ocasión de vengar la actuación bélica
del rey de Pamplona en la pretérita batalla de Tamarón (1037), pero la reina Sancha
pidió a su esposo que apresase vivo a su cuñado enemigo. «Estos guerreros [leoneses]
eran cognatos del rey Bermudo y están enterados de que, por deseo de la reina Sancha,
Fernando quiere capturar vivo a su hermano [García]. Pero [tales caballeros] deseaban
vengar la sangre de los suyos» 37 . La batalla comenzó pues: «Al romper el día, y cuando
Titán emergió con sus fulgores de las sombras, formaron los escuadrones y atronaron
el cielo con sus clamores. De lejos llueven los dardos y de cerca fulguran las espadas.
El escuadrón de aguerridos jinetes de que antes hice mención, se arranca desde lo
alto de la colina y arremete a galope tendido y se abre paso por en medio de las filas
enemigas, en ristre las lanzas, irrumpen impetuosamente contra el rey García, que atravesado
por los aceros, es derribado exánime del caballo. Con él perecieron dos de sus
capitanes» 38 ; entonces los moros pamploneses huyen y son capturados, el rey muerto
es sepultado en Santa María de Nájera, con oro y plata y ornado de seda. El rey muerto,
García III Sánchez de Pamplona había despojado a sus propios nobles de bienes y de
privilegios y, además, trastocado sus leyes y tradiciones, al no querer rectificar, dos de
sus magnates se pasaron al bando del ejército leonés, por lo que su ayo le profetizó,
«tengo la seguridad de que hoy morirás vencido y deshonrado. Antes que tú he de morir
yo; no quiero ser testigo de tu agonía, yo que con tanto cuidado y esmero te crié» 39 .
Uno de los desertores pamploneses fue quien le asestó una lanzada al rey y este cayó a
tierra. Fernando ordenó a sus victoriosas tropas, que no persiguiesen a los derrotados
soldados vascones, pero los moros auxiliares fueron muertos o aprisionados. La última
confesión regia fue recogida por San Íñigo de Oña y, en el propio campo de batalla, fue
proclamado nuevo rey de Pamplona el huérfano primogénito llamado Sancho IV Garcés
el de Peñalén, que sería asesinado por sus hermanos en Peñalén, en el año 1076.
37 Historia Silense, 84.
38 Historia Silense, 84.
39 Historia Silense, Id. Ibíd.
NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010 99