As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

Tres voces proletarias coruñesas
No, no hemos olvidado ni olvidaremos jamás el crimen perpetrado en la mañana del
13 de Octubre de 1909. La sangre derramada en holocausto de la libertad, tiene la
virtualidad de dar vida perdurable a la memoria. Y no se nos venga con las sangrientas
frases de que “Lacterva hizo fusilar a Ferrer en cumplimiento de la ley”, porque al que
tal asegura le diremos que el verdugo también mata en nombre de la ley y no obstante
ello, las gentes honradas y de nobles sentimientos execran al verdugo, huyen de su
trato y lo abominan por la macabra función que en nombre de la ley desempeña, lo
mismo que hace España y el mundo entero con el verdugo Lacterva.
Mas, a qué continuar, si habar de este modo a ciertos entes equivale a echar margaritas
a los puercos.
“El Dómine Gafas” debe ser, sin duda, uno de esos periodistas que suelen ser la
deshonra del oficio, o en otro caso, uno de esos seres réprobos que, incapaces para
elevarse en virtud de sus propios méritos, buscan en la adulación, en la defensa de las
malas causas o en el arrastrarse, lo que de otro modo no conseguirían jamás.
Que los huelguistas de Riotinto infieran graves ofensas y apostrofen duramente al
nefasto Lacterva, nada tiene de extraño y está muy puesto en razón todo lo que ellos,
que son los que con exposición de sus vidas arrancan las riquezas de las entrañas de la
tierra, viven en la más precaria miseria, y la compañía explotadora de aquéllas y de la
sangre proletaria, retira anualmente un beneficio líquido de 60.000.000 de pesetas oro,
con el beneplácito y la aprobación de su abogado general el odioso Lacterva, el que, en
concepto de tal defiende en todo momento los intereses de la compañía y va en contra
de los de los obreros mineros.
Y aún tiene “El Dómine Gafas” la desfachatez de preguntar: “¿Qué tendrá que ver
Ferrer con que los mineros de Riotinto exijan mejoras en los sueldos y reducción en
las horas de trabajo?”
Si el execrable Lacterva no fuese el abogado y como tal consejero de la compañía
explotadora, los obreros no hubieran mezclado en el asunto el nombre del inmortal
Ferrer; pero siendo Lacterva lo que es en la compañía, que les roba su sudor, lógico es
que nombren a La Cierva, y al nombrarle le apliquen el sangriento calificativo que se
merece, ya que él fue el que con más inquisitorial inquina trabajó para conseguir que
Ferrer fuese fusilado.
Los nombres Ferrer y La Cierva, señor “Dómine Gafas”, irán siempre juntos y pasarán
a la historia; el primero, como víctima inmolada en aras de la cultura, la educación y
la libertad de los pueblos; el segundo, como verdugo, como gobernante cruel y como
despreciable tirano.
NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010 253