As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

Crónicas de las Guerras Galicia-Portugal
Después de la Batalla de Guadalete, que duró tres días, en la que fueron derrotados los
godos y perdió el trono el infortunado D. Rodrigo, en poco más de un mes se enseñorearon
los árabes de Hispania, merced a que sólo venían a reponer en el trono al hijo
de Witiza, por lo que se les abrieron fácilmente las puertas de las principales ciudades
y no encontraron resistencia alguna.
Un año más tarde, y al saber la noticia, Musa cruzaría el estrecho para controlar las
conquistas bereberes y del Imperio Árabe. La invasión se extendió con notable rapidez
hasta Galicia, donde encontraron fuerte oposición en los naturales.
Los moros mandados por Abdel-Asis atacaron la ciudad de Tui, que por su posición
fuerte, estar defendida por el río Miño y ser además en esta época la ciudad más importante
y poblada de Galicia, la segunda después de Braga, hizo gran resistencia. En
ella se concentraron la nobleza goda y sueva de toda la región, que, unidos al Obispo y
clero, intentaron defender el paso del Miño y causaron gran mortandad a los invasores.
Después de continuados combates y de durar el sitio algunos meses, fue tomada por
asalto, pereciendo mucha nobleza de la comarca, y pasados a filo por las cimitarras
los principales caudillos que organizaron la enérgica defensa. Muchos galaicos fueron
capturados y vendidos como esclavos, y el Obispo y clero los llevaron cautivos a
Córdoba.
La despoblación se generalizó, y gran parte de los pobladores se refugiaron en las
montañas, huyendo de la muerte o la esclavitud.
En la zona norte de la provincia romana de Gallaecia, que hoy conocemos como Asturias,
apareció la figura de un guerrero que hizo frente a los musulmanes con gran éxito.
Según la leyenda, D. Pelayo era un noble visigodo, hijo del duque Favila y nieto del
rey Recesvinto.
Debido a las intrigas entre la nobleza visigoda durante el reinado de Witiza, Pelayo
huyó a Asturias. Desde allí marchó a Jerusalén donde permaneció hasta la muerte de
Witiza y entronización de Rodrigo del que era partidario, y con el que combatió en la
Batalla de Guadalete en abril de 711, contra los musulmanes. Tras la batalla se refugió
en Toledo, y a la caída de la ciudad en el año de 714, volvió a Asturias.
En 718 tuvo lugar la primera revuelta encabezada por Pelayo desde su refugio en las
montañas de Covadonda y Cangas de Onís. Sus grandes éxitos le llevarían a ser coronado
primer Rey de Asturias.
Fávila (o Fáfila) de Asturias sucedió a su padre D. Pelayo en el año 739, y fue el segundo
monarca del Reino de Asturias. Alfonso I, hijo de Favila, continuó la reconquista
iniciada por D. Pelayo, y recobró a los sarracenos gran parte del antiguo territorio.
NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010 305