As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

José María Manuel García-Osuna y Rodríguez
critura de letras grandes y esmeradas…» 94 . «Con referencia a Fernando I y a los judíos
del Castro, aparecen en la catedral de León varias referencias a una donación, en tiempos
del obispo Alvito, por la que la aljama del Castro debía pagar a la catedral, el día de
san Martín, quinientos sueldos de moneda regia, una piel óptima y dos guardamecies
(colgaduras de cuero). Por ella, en el 27 de diciembre, los canónigos estaban obligados
a celebrar anualmente una misa de réquiem por el donante, con capas de seda» 95 .
En este siglo XI no existen grandes alborotos, ni asechanzas u odios raciales contra
los judíos, sino que ellos conviven sin crear problemas y rigiéndose por sus propias
leyes, aunque el Concilio de Coyanza, en el título VI, prohibía de forma taxativa la
convivencia entre hebreos y cristianos. Otro de los grupos étnicos de la Corona Leonesa
será el de los musulmanes, que más adelante van a ser nominados como mudéjares,
por el término árabe de mudayyan o vasallos sometidos. Figuran dentro de la categoría
de siervos, trabajando en los territorios de regadío de sus señores cristianos, labores
en las que eran considerados más paradigmáticos que los nativos. Fernando I capturó
unos cinco mil en la toma de Coimbra y, con anterioridad, en Viseo había entregado,
cómo esclavos, a todos los agarenos capturados, a los soldados cristianos vencedores.
63. La organización socioeconómica de la Corona Leonesa
La economía básica y primigenia era la agrícola y ganadera, aunque ya comenzaban a
existir artesanos y comerciantes, pero, por supuesto, que eran los labradores con sus
técnicas arcaizantes quienes llevaban la voz cantante de la economía; y los que trabajaban
las tierras, fueran propias o de señoríos laicos y eclesiásticos, eran los campesinos,
a ello se añadían los derechos comunales existentes sobre los pastos de los montes y
sobre el aprovechamiento de la leña. Sólo se cultivaban trigo y centeno, siendo este
último el material para la realización del pan diario de los montañeses. En aquella sociedad,
la ganadería caballar era esencial para la guerra. Además se menciona la existencia
de frutales, de salinas y zonas de pesca. Por ejemplo el 23 de enero del año 1034
el presbítero Florencio regalaba, al joven rey Vermudo III de León, el caballo rosello
o rosillo (caballo de pelos blancos mezclados con pelos de un color sólido, incluido
el negro) llamado Pelagiolo o Pelayuelo, cómo agradecimiento por haber obtenido el
monasterio de San Pelayo de Grajal de Campos, por causa de cuya energía moriría el
joven rey en la batalla de Tamarón, ya citada suficientemente. El 1 de octubre del año
1047, el obispo Cipriano de León va a regalar a los reyes un caballo valorado en 500
sueldos de plata, y la condesa Guntina, el 21 de noviembre del año 1058 otro caballo
que costaba 300 sueldos.
Los monjes pastores del Bierzo, son especialmente delicados en el cuidado de los
rebaños de ovejas; la trashumancia ya se practicaba en el siglo XI. «Así nos lo da a entender
la documentación del monasterio de Sahagún de Campos. Fernando y Sancha,
94 Crónica de Abraham Zacut apud A. Viñayo, op. cit.
95 J. Rodríguez Fernández. Judería de León, 48.
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NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010