As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

Carlos Pereira Martínez y Ana Romero Masiá
El Derecho es y consiste en una cualidad inherente a todo ser, representada por la
necesidad sentida que lo reclama y lo impulsa; considérolo anterior a toda civilización,
pues que arranca de la individualidad con relación al medio, sin que pueda extenderse a
priori la acción que lo manifiesta. Cada individuo representa una entidad de derechos
imprescriptibles, puesto que todo aquello que parte del sentir representa un imperativo
que exige un cumplimiento.
Es el deseo fisiológico el primer derecho, el más respetable y atendible y, sin embargo,
no sólo está descuidado, sino que también perseguido y hollado con determinaciones
absurdas originarias de tiempos atrasadísimos.
Legislar es conculcar los derechos. Pruebas de esta aseveración las relata innumerables
la Historia humana; uno de los más culminantes los presenta Roma antigua, que
dominada por la nobleza deja al patriciado el derecho exclusivo de legislar, con grave
prejuicio de esclavos y plebeyos; el abusivo proceder de los patricios da margen a
disturbios y rebeldías de la clase inmediata, que precede a la famosa retirada al monte
Aventino, triunfando y colaborando desde entonces a tratar leyes que mantuviesen al
pueblo y a los esclavos sumisos y respetuosos con lo establecido.
Los derechos allí ventilados referíanse en su mayor parte a las posesiones y dominios,
es decir, dábase forma legal a las expropiaciones, despojos o robos del ejército de los
ciudadanos romanos ¿en nombre de qué? Del Derecho.
Vino más tarde la herencia, las legaciones, y en esto quedó el poseedor con entera
libertad; por eso luego el fanatismo religioso lleva a manos de los clérigos bienes y
riquezas inmensas, que forman un nuevo Derecho, afianzado en el temor de dios.
En otro tiempo una revolución agraria provoca el reparto de tierra y el Derecho de
posesión se transforma.
A través de los tiempos aparecen juristas que reforman y discuten códigos, pero el
Derecho primordial de vestir al desnudo, dar de comer al hambriento, atender al viejo
o al enfermo o al imposibilitado no aparecen.
Donde hay deber debe haber derecho, uno y otro se compensan y atraen, son afines;
todo lo que es necesariamente indispensable, corresponde disfrutarlo al individuo y
quien lo priva atenta al Derecho más inatacable. El Estado es el primero en atentarlo.
La inestabilidad de las leyes acusa su ineficacia e infructuosidad; ejemplos a millares
lo prueban; podéis observar que el sofisma más grande es el legislativo, ya que él
cumple aquel imposible de que una cosa puede ser y no ser al mismo tiempo; el sí y
el no hermanados; en la sociedad actual es ilegal para unos lo que es legal para otros;
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NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010