As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

La iglesia románica de San Mamed de Moldes
paramento meridional, que el mismo rebasase el del testero, problema que se solventó
efectuando un codillo en la confluencia de ambos muros. Como quiera que el susodicho
contratiempo se iba a producir en el flanco norte, se decidió ubicar el codillo con anterioridad
a su remate oriental, de ahí que actualmente se encuentre aproximadamente a un
tercio de su intersección con éste.
Teniendo en cuenta las premisas expuestas con anterioridad, el lienzo septentrional se
nos presenta como un muro totalmente liso horadado en la zona oriental inferior, en las
proximidades del codillo ya mencionado, por una puerta enrasada con el muro, cuyo
cometido consiste en permitir el acceso al templo desde dicho flanco. La portada, en
cuestión, está constituida por un arco de seis 84 dovelas y configuración apuntada, que
cobija un tímpano, de la misma directriz, monolítico liso, el cual descansa sobre sendas
mochetas, la izquierda de proa, mientras que su homóloga derecha se resuelve en un caveto
exornado con una especie de hoja apuntada lisa, muy adherida al núcleo de la pieza
y de escaso resalte, vuelta en su culminación en donde cobija un rollo. Las mochetas
realizan su apeo directamente en las jambas, cuya molduración se solventa, lo mismo
que el dintel del tímpano, en arista viva.
En la zona superior del paño occidental de la aludida fachada, se practican sendas saeteras,
bajo arco semicircular, labrado en un sillar pétreo, montado directamente sobre las
jambas, perfiladas, lo mismo que aquél, en baquetilla lisa. Vanos que tienen por misión
la iluminación de la nave desde este costado.
84 Una inmensa mayoría de autores son perfectamente conscientes y además están de acuerdo, en el gran predicamento
que tuvieron lo números denominados “sagrados” en el arte en general, los cuales adquirieron,
si cabe, el punto más álgido durante el predominio del románico. A todo ello contribuyó por un lado la
influencia, en las concepciones científicas de los monjes, del pensamiento neopitagórico y neoplatónico, y
por otro el papel desempeñado por la Biblia, en especial el Apocalipsis, libro que ejerció un importantísimo
impacto en la iconografía románica. De ahí que los Santos Padres, de una manera especial Orígenes y San
Agustín, comentaran los números bíblicos, haciéndolo también la totalidad de los exegetas, entre los que
cabe destacar a: San Isidoro de Sevilla, Rábano Mauro y Hugo de San Víctor, este último perteneciente a la
duodécima centuria.
Pues bien el número seis dentro de la simbología cristiana está asociado con la perfección, el alma, lo sobrehumano,
ya que se corresponde con los días de la creación, la suma de los tres primeros números, la intersección
de dos triángulos (fuego y agua). Además el seis es un guarismo que está relacionado con el crismón,
compuesto, como de todos es sabido, por las letras griegas chi (X) y ro (P), las primeras de la palabra Xristos
(Cristo). Símbolo que constituye un motivo de seis brazos cuyo significado es el poder de Cristo, que unido
a las letras extremas del alfabeto griego alfa y omega, cuya equivalencia en el Apocalipsis es el principio y
el fin, forma el verbo arjo yo mando.
San Agustín hace hincapié en las propiedades especiales del número seis, que es la suma de los tres primeros
números y su relación con el diez, suma de los cuatro primeros, es decir, la simbiosis existente entre los días
de la creación y la creación misma evocada por el número diez, entre el ternario y cuaternario, representantes
respectivamente del cielo y la tierra. BEIGBEDER, O., Léxico de los símbolos, Madrid, 1989, p. 332-333;
CIRLOT, J. E., Diccionario de símbolos, Madrid, 1997, p. 336; PILLARD-VERNEUIL, M., Diccionario de
Símbolos, Emblemas y Alegorías, Barcelona, 1998, p. 197; PÉREZ RIOJA, J. A., Diccionario de Símbolos
y Mitos, Madrid, 1971, p. 384; QUIÑÓNES, A. Mª., El simbolismo vegetal en el Arte Medieval, Madrid,
1995, p. 186-187.
NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010 397