As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

Tres voces proletarias coruñesas
Hoy todo ha cambiado, la Ciencia se ha impuesto con sus conquistas, imposible negar
sus conquistas; imposible negar sus descubrimientos asombrosos, debidos todos a
experiencias consecutivas, a la observación de fenómenos, de cualidades, de sorpresas
que el acaso prepara cuando no se busca, cual pasó a Galvani con las ancas de rana.
El portentoso avanzar de la civilización en las ciencias naturales, la vulgarización de
sus conocimientos, nos releva de enumerar muchísimos.
Pero todo, ¿a qué se debe? ¿Hay influjo ultramundano que determine a nuestros sentidos
a estos descubrimientos? ¿Es sólo el complicado engranaje de nuestras impresiones el
que hace derivar esos inventos?
He ahí la debatida cuestión: “Pensar es sentir”, dijo un filósofo griego. Ahora bien,
¿por qué pensamos?
Hoy que la humanidad va adquiriendo esa condición filosófica que precisa para
prosperar, puede solucionar la pregunta a poco que examine los motivos de que
depende.
Cuando en la soledad hacéis recuerdos, si ellos procuran labor buscando el bien,
forzoso es tener el mal en cuenta; si investigáis el medio de analizar un cuerpo
buscando los simples componentes, es porque sus propiedades os denuncian algo que
admitís como probable; si cultiváis en el mundo de las preocupaciones, veréis todo
según los misterios que os envuelven; óptimos o pésimos; de amor u odio podrán ser
los frutos, pero en todos residen como causas evocaciones de un pasado, emanaciones
de un presente, aspiraciones de un porvenir, de todo lo que se desprende que una
necesidad sentida nos impele a progresar, no a nosotros, sino a todo lo que vida es y
vida engendra y vida labra.
Fuera del mundo sensible no se concibe nada, por eso combatimos a los idealistas que
declaran y llaman a la materia cosa vil si no la anima el hálito divino, ese hálito cuya
laberíntica definición entorpece por confusa e inadmisible.
Actualmente aparece radiante el nuevo invento de la iniciación de la vida en la materia
por medio del radium y ya desaparece la incógnita tanto tiempo indescifrable.
Convengamos en que la gallardía del triunfo en este debate doctrinario que duró tantos
siglos como la Historia, corresponde a los materialistas, que con sus experiencias
lograron solucionar un transcendental problema, base de otros a resolver en el infinito
avance progresivo.
L. (Germinal, 22-7-1905. Ano II, nº 24).
NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010 233