As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

Tres voces proletarias coruñesas
Y el desenlace vino con todos sus horrores; los padres intervinieron, se enteraron de
que el prometido tenía el impedimento citado y predispusieron a la chica, calumniaron
al mozo, y allá lograron mandarle a la cárcel y luego en juicio por jurados condenado.
El caso relatado es histórico; se ha desarrollado en el pueblecito de Ortigueira y han
intervenido en él los principales caciques de aquel villorrio, que es su feudo.
La joven declaró contra su amante pero, según dice un periódico local, hubo momentos
en que titubeaba y parecía como que iba a echarse en sus brazos olvidando todo lo
pasado.
¡Oh, que maldito es un mundo que ahoga pasiones tan hondas y tan nobles!
L. (Germinal, 22-7-1905. Ano II, nº 24).
20. LAS INFAMIAS POLICÍACAS DE BARCELONA Y MADRID
As accións policiais contra traballadores acusados de cometer actos delitivos
endurecéronse a comezos do século XX, especialmente en cidades como Madrid e
Barecelona, situacións que era denunciadas desde a prensa obreira con contundencia
e de forma reiterada, como neste caso.
Ya no queda recurso a que no se haya acudido, por monstruoso que sea, para perseguir
con saña y crueldad maquiavélica a nuestros dignos compañeros de la ciudad condal,
así como al tuberculoso Leira, en Madrid, que en el último grado de la enfermedad
acabará el resto de su vida entre las rejas de una mazmorra, a donde lo llevaron por
proclamar las preciadas ideas que sustenta, ya que otra cosa no pudieron probarle a
pesar de las capciosidades de los jueces.
Las grotescas y descaradas maquinaciones se ejecutan sin recato y parece que cuentan
con el beneplácito o complicidad de quien pudiera evitarlas.
Se amenaza, se golpea, se dan brebajes, se ofrece en compraventa la conciencia, se
anuncian terrores, torturas y venganzas; se soborna a degenerados para que sirvan
de vehículo a la infamia. La meretriz sirve al chulapo fementido porque éste cuenta
con padrinazgos que prometen de libaciones un tesoro; porque ellos en el extraviado
derrotero de sus inútiles fuerzas creen que nada hay indigno cuando se trata de saciar
ambiciones bastardas.
Los trabajadores piensan, se agitan reclamando algo: piden pan, justicia o trabajo…
Pues para que escarmienten, para que así no suceda, debemos atemorizarlos,
buscarles la zancadilla; nosotros, policía, que contamos con más inmunidad que
cualquier diputado, colocaremos una bomba cerca del dintel de una puerta o en las
NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010 235