As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

Tres voces proletarias coruñesas
10. NATURALISMO. EL MISTERIO DE LA CONCEPCIÓN
Neste relato, Lores enxalza a natureza e a concepción como a lei de vida que se debe
cumprir porque ir contra ela produce dexeneración, enfermidade e anulación.
Era una real moza. Llamábase Teresa, pero en nada se parecía a las del sublime canto
que inspiró a Espronceda.
Dieciocho primaveras tenía y semejábase a lozana flor que en medio de un jardín atrae
todas las miradas por su brillante esbeltez, fragancia y color.
Verla y admirarla era todo uno. Hembra en toda su plenitud, sentía con vivacidad
deseos de gozar cuanto placer el mundo ofrece, sin caer en sus fugaces devaneos.
Artista por naturaleza, había completado con una educación escogida sus inclinaciones.
Consagrábase a la música, a la pintura y a las labores. Fuera de lo que estuviera
apartado de esos tres conocimientos, encontraba sólo misterios, pero misterios que la
preocupaban.
Chocábanle a la inocente y cándida muchachazos particulares y frecuentes chicoleos
con que era molestada; las picardías de los maliciosos constituían enigmáticos puntos
que no sabía y quería descifrar.
Carne virgen en quien los apetitos fisiológicos apenas despuntaban, notaba que en
su vida artística faltaba un algo necesario que completase el concepto de la estética.
Hastiada de interpretar las notas del pentagrama, de matizar lienzos con la paleta o de
tejer con hilos de estambre sus bordados, salía al campo pensativa y sola, caminando
entre el vergel florido, cual si fuera ella el símbolo que destacaba entre aquel hermoso
conjunto.
Teresa en sus paseos solía ir acompañada de un perro que en casa tenían sus padres
hacía tiempo. Sentada en un banco estaba, cuando sintió ladrar a otro perro, que logró
con sus chillidos hacer marchar al de Teresa a su encuentro. Puestos ya a su vista ambos
animales, contempló curiosa como se lamían. La recién llegada era una elegante perra,
que bulliciosa corría y saltaba al ver a su macho, el que también correspondía a sus
transportes de alegría.
El perro montó a la perra con ansia febril; efectúase la cópula.
Teresa, silenciosa y sola, miraba sin recato el cuadro. Hecho el ayuntamiento, quiso
separarlos, pero no pudo. Su perro la lamía, aullaba, se estremecía; insistió en
separarlos, pero, al fin, temiendo lastimarlos, los dejó.
NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010 217