As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

Tres voces proletarias coruñesas
su sombra les libre de los rayos solares, sino que reciben a pecho descubierto todas
las iras sociales; son los eternos descontentos y los eternos protestantes siempre, los
que dan en toda ocasión las notas más radicales y empujan las masas a la rebeldía
y a situaciones despejadas. Según el temperamento personal de cada uno, son más
o menos violentos en el ataque y defensa, respondiendo a las provocaciones de la
burguesía con los medios más en armonía con su grado de exacerbamiento, su carácter
o su punto de vista para las conveniencias del ideal o de la guerra a muerte que los
zánganos de la colmena social les tienen declarada por un instinto de perversidad solo
explicable en la terquedad del asno.
Materialistas convencidos y profundamente ateos, prescinden en absoluto de la
religión, de todas las religiones, y de sus ritos y dogmas. Ni por curiosidad carnavalesca
ni arqueológica presencian esos ridículos espectáculos procesionales ni visitan los
edificios do se cobija tanta maldad, tanto embrutecimiento, pues teniendo presente,
como no tienen menos de tener, los crímenes y la barbarie que aquello representa en
la Historia, repugnan hasta el olor del incienso. En cuanto es posible –y lo es siempre
que hay voluntad firme y fuerza moral para convencer a la más bella mitad del género
humano, condiciones que nunca faltan a los anarquistas- procuran siempre que sus
familias, sus amigos y allegados prescindan también de contribuir al sostenimiento
de los envenenadores de conciencias, moral o económicamente, aunque lleven ellos o
sus antros la etiqueta de la pedagogía, ocupación en la que hacen más daño que en las
propiamente místicas, porque envenenan las místicas conciencias de la juventud, ya
que a penas alborea en su mente la luz de la razón es apagada con brutales resoplidos.
Por todas estas cualidades y tantas otras, siempre bellas y hermosas en el orden mental
y en el afectivo, habrá de conocerse a los anarquistas, no por lo que algunos que
pasan por tales hacen o escriben, o de ellos escriban o hablen otras personas, que en el
campo anarquista hay también sus intrusos pseudo anarquistas, que tras breve período
de prueba van despertando porque es poco propicio a concupiscencias. Como el ser
anarquista solo produce persecuciones y disgustos de todas clases y no prebendas y
comodidades, los que no están capacitados para hallar placer en sacrificarse por el ideal,
los egoístas -en su acepción usual- que viven para sí exclusivamente, desaparecen
pronto.
Claro que no todos los amantes de la acracia habrán de ser en un momento dado
modelos de perfección, pues hay quienes en el acto mismo de capacitarse de las ideas
arrojan por la borda prejuicios, hábitos, preocupaciones, vicios, insanas pasiones o
pasiones desviadas de su verdadero cauce y transforman sus costumbres, su conducta,
su mentalidad rápidamente y hay en cambio otros que en esta radical transformación
emplean un período evolutivo más o menos largo, según el carácter, el temperamento,
la magnitud de los obstáculos que tienen que vencer, ya provengan de la sociedad o de
su constitución orgánica; mas, en líneas generales, habrán de distinguirse de las demás
personas, aún aquellas que no han terminado de hacer su evolución, en su altruismo, en
NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010 165