As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

Carlos Pereira Martínez y Ana Romero Masiá
paz de guerra que reina, y decimos paz de guerra por hacer excepción de ésta con las
demás luchas existentes como son las de clases, industrias, etcétera, cuyas luchas son
del orden progresivo que atravesamos. De los dos pareceres citados, el último merece
nuestro asentimiento y a él nos inclinamos por todos conceptos.
Todos sabemos que el progreso cunde veloz en este siglo, esparciendo raudales de
inventos en todas las materias: desde las de destrucción hasta las de sabiduría; todo
es profundizado por el hombre: nada se oculta ya a su perspicaz pensamiento; nada
tiene límites para él; allá en la antigüedad, cuando los dogmas se contaban por cientos
y a los dioses se hacían salvajes sacrificios, nadie se atrevía a pensar, aún a trueque
de encantamiento, en los prodigios del vapor y de la electricidad de hoy; tomarían
por más que loco a quien mantuviera tales conocimientos, o de lo contrario tendrían
la creencia de que el que tantos prodigios y maravillas llevaba a cabo, era un ser
sobrenatural, un semidiós que a manera de un nuevo Mesías, traía consigo lo divino,
lo inimitable y lo nunca visto.
Como dice muy bien un buen escritor anarquista, si la humanidad no tuviese su época
de infancia, jamás tendríamos que lamentar esas sucesivas insensateces y desaciertos
que señala la Historia, desde la antigua hasta la contemporánea; desde la edad de piedra
hasta la de los devastadores explosivos; desde las mesocracias hasta las democracias;
desde la edad de la corpulencia hasta la del raquitismo de hoy. Estudiadlas y ponedlas
frente afrente y veréis al desolador fantasma de la guerra, infinitamente peor que el
cólera morbo, que es más cruel y más vilipendioso hoy que en la antigüedad.
La guerra, mirada bajo diversos puntos de vista, es inculta, bárbara y nada noble…
¿qué nobleza, burguesamente hablando, puede haber en una lucha en que un cañón de
grueso calibre lanza metralla capaz de devorar por cientos los hombres?...
¡Una batalla!... Ved en compendio a continuación lo que es una batalla:
Grandes masas de esclavos que cual máquinas con nombre de ejércitos, que cuentan en
su seno por millones los hombres, se movilizan a impulsos del tambor y de la trompeta,
llevando en sus pechos el temor a la disciplina y el patriotismo, valor, denuedo,
heroicidad, arrojo, serenidad, que traducidas a nuestra verdadera lógica se reconocen
todas esas palabras en una: barbarie.
Empieza el fuego, y la lluvia mortífera se hace atroz; la sangre humana forma
riachuelos; los soldados encendidos, unos por la bebida, otros por el afán de llevar
su valor a la heroicidad y los menos por no morir por la espalda, se igualan a titanes,
mal digo, a demonios, que entre torbellinos de fuego se agitan en horrorosa confusión.
Ya está terminado, ¿qué ha pasado?... ¡Fatídico, trágico y lúgubre drama! Mortandad
inmensa de seres fanáticos, inocentes, de atrofiado sentido: la desolación, el incendio,
la peste, el estruendo, la gritería, el espanto de los que huyen, la indescriptible alegría
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NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010