As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

Carlos Pereira Martínez y Ana Romero Masiá
tuvieron lugar al calor de tan memorable fecha que llegó a constituir el símbolo de
redención del esclavo moderno.
Pero no es posible recordar el 1º de Mayo sin que afluya a la mente un nombre
fatídico: Chicago, y los de los mártires que le dieron con su vida nombre universal
y preponderancia grandiosa, Spies, Paisous, Fischer, Engel, Ling, Schwab, Fielden
y Neebe. El proletariado militante los recuerda y admira por su heroísmo, por su
grandeza de alma, y si su protesta por la tragedia en que actuaron de víctimas tan
entusiastas adalides de la revolución social, va desvaneciéndose a medida que pasan
los años, no olvida, en cambio, sus enseñanzas, sus sublimes ejemplos, y propaga
con ardor las doctrinas de redención por las que murieron tan excelentes amigos del
pueblo, preparándose para la lucha definitiva que traerá la paz al mundo de dichas y
venturas que en lontananza se esfuma para bien de la humanidad.
Y entonces, cuando las trompetas bélicas hayan cesado de llamar combatientes, y sobre
las ruinas del vetusto edificio social se haya alzado la nueva sociedad, la sociedad
de la Justicia, del brazo de la Libertad y la Igualdad; cuando abolida la propiedad y
fundidas las clases sociales en una sola, la Fraternidad sea el vínculo de todos los seres
humanos, entonces será cuando propiamente podrá llamarse “Fiesta del Trabajo” al 1º
de Mayo, no ahora, que es un sarcasmo el hacerlo, debido, sin duda, a un relajamiento
explicable tan solo en el período de degeneración que atravesamos.
En buena hora que la burguesía le llame así; en efecto, para las clases acomodadas,
y a gusto con la explotación del hombre, es una “fiesta” desde el momento en que
perdido el carácter revolucionario, o simplemente reivindicador que revestía en sus
primeros años, ya no les turba el sueño ni entorpece la digestión; pero para los buenos
proletarios, para los esclavos del salario, no puede ser fiesta, no es posible que lo sea
entretanto su malestar no tenga término y la justicia de su causa triunfado.
Hay sin embargo muchas localidades -y en la que vivimos es una- en que se hace el
paro en ese día y que, aunque no reviste el carácter de movimiento revolucionario
de un día, tampoco desciende a ese estado vergonzoso a que le ha llevado el
elemento gubernamental de los partidos avanzados, conservando su pureza en
cuanto a manifestación pacífica de protesta y día propicio para reuniones y mitins de
propaganda, que no es, claro está, cuanto el 1º de Mayo significa, pero que es, si, nota
simpática aceptable aún para los más exigentes si se fijan un poco en lo imposible, por
el momento, de algo mejor.
Que no pierda ese carácter, dado el buen sentido de los trabajadores coruñeses y de
los demás pueblos que siguen igual conducta; que no degenere, cual sucedió en otros
pueblos que han atendido a la voz de oficiosos directores, y siempre será un día de
propaganda para la causa de la Revolución Social, que es cuanto puede esperarse hoy
y a lo que quedó reducido el un día tan pavoroso 1º de Mayo.
J. SANJURJO (Coruña Moderna, 28-4-1907).
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NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010