As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

José María Manuel García-Osuna y Rodríguez
44. El sepulcro hispalense de San Isidoro de Sevilla-
Los embajadores leoneses se encontraban desazonados, ya que los restos de Santas
Justa no aparecían y el sultán sevillano se desentendía del asunto. «Ni yo, ni ninguno
de los míos, tenemos noticia acerca de donde pueda encontrarse el cuerpo que buscáis.
Investigad por vuestros propios medios y, si lográis encontrarlo, marchad con él y
caminad en paz. Nadie supo si al-Mu’tadid obró o no con sinceridad. Los corazones
humanos son tan apasionados como inconstantes» 62 . La legación leonesa comenzó un
ayuno de tres días, para impetrar la ayuda de Dios Todopoderoso y, se cuenta, que
San Isidoro reveló, en sueños, al obispo Alvito de León, que fuesen sus restos los que
le acompañasen a la capital imperial, le indicó, además, donde estaban sus reliquias,
y que el prelado legionense fallecería prontamente. «En el lugar exacto indicado por
Isidoro, marcado con tres golpes del báculo, apareció el cuerpo del santo Doctor» 63 .
En el frontispicio del monumento hispalense donde se hallaban los restos isidorianos
(muerto el 4 de abril del año 636), San Ildefonso de Toledo grabó en una cruz de plata:
«Cruz haec alma gerit geminorum corpora fratrum, Leandri, Isidori, pariumque ex
ordine vatum. Tertia Florentina soror, devota perennis… Utque viros credas sublimes
vivere semper. Aspiciens sursum pictos contende videre». Una antigua tradición
cristiana refiere que fue en Santiponce, la Itálica romana, Sevilla la Vieja, donde sería
enterrado San Isidoro y así lo manifiesta Lucas de Tuy, por habérselo indicado su compañero
canónigo en la Real Colegiata de San Juan Bautista-San Isidoro de León, el
conde Pedro Fernández de Castro “el Castellano”, que abandonaría su mala vida para
morir en dicha colegiata, un 21 de agosto del año 1215, tras haber cambiado de bando
político y militar varias veces, entre los reinos de Castilla y de León, e inclusive llegar
a ser general del khalifa de los almohades, «parecía el lugar del sepulcro a los que le
miraban hondo y hueco, y por encima había sido cerrado de pared muy fuerte de cal y
ladrillo, y parecía ser, como si los cristianos en el tiempo de la persecución de los moros
lo hubiesen así hecho a sabiendas por esconder el cuerpo santo, que los moros no
le hallasen… y en aquella hoya del sepulcro…» 64 . Al-M’utadid sintió, grandemente,
desprenderse de los restos isidorianos, “-Si os entrego a Isidoro, ¿con qué me quedo
yo aquí?-” (Actas del traslado).
45.San Isidoro de Sevilla llega a León-
Una vez que fue hallado el sepulcro, se encontró la fosa con los restos del santo en una
caja de madera de enebro. Del sepulcro emanó un vapor de bálsamo; el obispo Alvito
de León se sintió indispuesto y, tal como le había sido anunciado, fallecería a los siete
días. El obispo Ordoño de Astorga y sus mesnadas salieron hacia León. El sultán interpretó
una de sus habituales farsas dolorosas, tratando de que la paria le fuese reducida
y dando grandes suspiros recitó en árabe: «En ab hinc, Isidore, vir venerande, recedis;
62 Actas del Traslado e Historia Silense, 96-99.
63 A. Viñayo, op. cit.
64 Lucas de Tuy. Milagros…XVII.
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NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010