As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

Carlos Pereira Martínez y Ana Romero Masiá
factores de lugar y tiempo; y como las quieren y las estiman, velan por su buen nombre
y eficacia en el terreno de las reivindicaciones sociales, y su buena administración y
métodos de lucha. Jamás se dio ni se dará un caso que ningún anarquista haya vuelto la
cara en la pelea, hecho traición en una huelga ni malversado un céntimo de los fondos
sociales, porque los grandes principios de moralidad que informan sus doctrinas
habríanse opuesto a tan feas acciones. Las necesidades de la vida pone a veces a los
hombres en apurados trances; las venganzas patronales y autoritarias llegan en muchas
ocasiones a privarles en absoluto de los medios de vida más indispensables, pero los
libertarios no se rendirán nunca traicionando a sus hermanos ni abusando de aquellos
recursos económicos que representan tantas gotas de sudor; acorralados cual fieras,
revolveranse airados acometiendo despiadadamente a sus enemigos; iranse al capital,
a los expropiadores de los obreros, hincando el diente en sus caudales. Si sienten
hambre o frío y se les priva de los medios de subvenir con su trabajo a estas u otras
necesidades, irán al mercado o al bazar apropiándose de lo que necesitan, porque saben
que es suyo en parte y tienen derecho a la vida, mas no tomarán jamás de los obreros
por la astucia o por la fuerza, el valor de un alfiler.
Por ese afán de proselitismo que a todos caracteriza, son batalladores y audaces
en la discusión, haciendo la crítica de la organización social actual y exponiendo
sus doctrinas en toda ocasión propicia, con el deseo, el ansia vehemente de hacer
convencidos o simplemente iniciados, y ese carácter tan común a todos ellos llévales
necesariamente a estudiar mucho y a fondo para tener argumentos con que combatir
los prejuicios todos y todos los males que nos rodean, y bases científicas en que
fundamentar las teorías que tanto aman y tanto se afanan en propagar para bien de la
humanidad. ¡Y qué dura es todavía la corteza de animalidad en los hombres y cuánto
pesan los prejuicios, las conveniencias sociales, las leyes de atavismo y adaptación,
que no comprenden o no quieren comprender la posibilidad del régimen anarquista
y la certeza de su implantación en la tierra determinada por las leyes de la evolución
humana! Y cuán poco conocidos son los amantes de tan bellas doctrinas cuando se les
imputan hechos tan reprobables y que tanto pugnan con su moralidad.
En el orden de las relaciones con sus semejantes son leales, sinceros, corteses, afables,
excelentes amigos e irreprochables convecinos. Desconocen la falsía, la doblez, el
engaño, detestan la hipocresía y en toda ocasión son francos y buenos, llevando a
veces su sinceridad hasta la candidez. Altivos ante los tiranos, los fuertes son amables,
humildes, ante los débiles. Impresionables en grado sumo, sienten los males ajenos
como los propios, excitándose grandemente ante una injusticia, un atropello de
cualquier clase que sea. Fervorosos amantes de la moral racional, practican el bien
por el bien mismo, sin preocuparse de si lo que les espera por una buen acción es la
sonrisa del agradecimiento o la censura de los descontentos; lo que a su conciencia es
bueno lo ejecutan sin esperar la sanción de nadie. Como no aceptan la vida tal cual es
hoy, sino que aspiran a otra más elevada y digna, no se adaptan al medio ambiente,
con el que están en pugna, ni se acomodan arrimándose al árbol burgués para que
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NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010