As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia
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El emperador leonés Fernando I<br />
ta Justa en Sevilla. El prelado está enterrado en León y pronto sería canonizado. El<br />
obispo Ordoño <strong>de</strong> <strong>As</strong>torga (año 1061), es <strong>de</strong>nominado en el Silense como “reverendo<br />
prelado”, tras sus buenos oficios hispalenses, el rey leonés le otorgó el monasterio <strong>de</strong><br />
Santa Marta <strong>de</strong> Tera, don<strong>de</strong> sería enterrado el 23 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong>l año 1065. Su epitafio<br />
subraya que: “fue hombre <strong>de</strong> vasto saber, <strong>de</strong> castidad virginal, piadoso, <strong>de</strong> prestante<br />
figura corporal, <strong>de</strong> exquisita bondad, pru<strong>de</strong>nte y sabio, <strong>de</strong> gran fama por su ciencia y su<br />
elocuencia”, será, también, canonizado. El con<strong>de</strong> Munio Munionis-Muñiz se casó dos<br />
veces, la primera esposa se llamaba Jimena Muñiz, hija <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> Munio <strong>de</strong> Somiedo,<br />
con la que tuvo una hija llamada, como su madre, Jimena Muñiz; la segunda esposa<br />
se llamó Mumadonna, era la hermana <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> Piniolo, que le dio una hija llamada<br />
Velasquita Muñiz, quien fundaría el monasterio legionense <strong>de</strong> San Miguel. El con<strong>de</strong>,<br />
tras su viaje hispalense, va a recibir el coto <strong>de</strong> Camposalinas. La escolta militar que<br />
les acompañó no fue exigua, ya que era muy necesario impresionar a los andalusíes<br />
hispalenses, irían acompañados <strong>de</strong> criados con los bagajes y tiendas necesarios para<br />
unos cuantos meses <strong>de</strong> expedición.<br />
Lo primero que llamó la atención <strong>de</strong> los leoneses, fue la excelente climatología <strong>de</strong> la<br />
zona, y las maravillosas edificaciones <strong>de</strong>l Aljarafe y <strong>de</strong>l caudaloso río Guadalquivir.<br />
Hay una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> casi dos siglos <strong>de</strong>spués sobre cómo era Sevilla, realizada por el<br />
cordobés Al-Saquindi: «Sevilla cuenta entre sus excelencias lo templado <strong>de</strong> su clima,<br />
la magnificencia <strong>de</strong> sus edificios, el ornato, tanto <strong>de</strong> su recinto, como <strong>de</strong> sus alre<strong>de</strong>dores,<br />
y ese tan alto grado <strong>de</strong> refinamiento, que hace que el vulgo diga: Si en Sevilla se<br />
pidiese leche <strong>de</strong> pájaro se encontraría», era un paraíso <strong>de</strong> colores y olores. La Pra<strong>de</strong>ra<br />
<strong>de</strong> la Plata, Marq al-fidda, era el lugar don<strong>de</strong> se reunían los jóvenes para su diversión.<br />
En el año 1063, el príncipe here<strong>de</strong>ro hispalense Al-Mu’tamid conoció en dicho lugar<br />
a la poetisa Ru-maykyya (Itimad), que era la esclava <strong>de</strong> Rumayk, y futura sultana<br />
Romaykyya, y entre ambos surgió el amor y la pasión. Más arriba estaba el Aljarafe,<br />
sembrado <strong>de</strong> casitas blancas encaladas entre bosques olivareros, que eran, “estrellas<br />
blancas en un cielo <strong>de</strong> olivos”. En Santiponce-Santabaws con su torre iluminada siempre<br />
nocturna, se encontraban los edificios cristianos visigodos <strong>de</strong> la época isidoriana.<br />
Cuando los embajadores leoneses llegaron a Sevilla se encontraron una gran riqueza<br />
<strong>de</strong> palacios, uno <strong>de</strong> ellos era el alcázar o al-Mubarek, también el Quasr az-Zahir don<strong>de</strong><br />
el rey <strong>de</strong> la taifa hispalense, Al-Mu’tadid, se había encargado <strong>de</strong> realizar la enormidad<br />
<strong>de</strong> sus cruelda<strong>de</strong>s familiares. Los andalusíes hispalenses eran amigos <strong>de</strong> chanzas, bromas,<br />
galanuras y requiebros.<br />
El historiador Al-Saqundi (Elogio <strong>de</strong>l Islam, 95-99), escribiría una <strong>de</strong>scriptiva apología<br />
<strong>de</strong> la sociología sevillana <strong>de</strong> la época. «Por su gran río –el Guadalquivir- sube la marea<br />
hasta setenta y dos millas tierra a<strong>de</strong>ntro, para <strong>de</strong>spués bajar, acerca <strong>de</strong> lo cual dijo Ibn<br />
Safar: El céfiro rasgó la túnica <strong>de</strong>l río al volar sobre él, y el río se <strong>de</strong>sbordó por sus<br />
márgenes para perseguirle y tomar venganza. Pero las palomas se rieron <strong>de</strong> él, burlándose<br />
al abrigo <strong>de</strong> la espesura, y el río, avergonzado, tornó a meterse en su cauce y<br />
a ocultarse en su velo. Supera a los <strong>de</strong>más este río en que sus riberas están bordadas <strong>de</strong><br />
NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010 115