As “Maletas” - Asociación Cultural de Estudios Históricos de Galicia

ada negativa del príncipe a contraer nuevo
matrimonio real contribuye a confirmar los
temores, y Dª Inés aparece como un obstáculo
infranqueable, de tal manera que sólo
su muerte podría dar solución a tan grave
problema. En consejo celebrado en el palacio
de Montemor-o-Velho, D. Alfonso
presta su conformidad a la propuesta de dar
muerte a la infortunada enamorada. La sentencia
se ejecutará en la propia residencia
de la pareja en Coimbra, aprovechando alguna
ausencia de D. Pedro.
Y en efecto, estando D. Pedro ausente atendiendo
a su afición preferida, la caza, el rey
manda llamar a Dª Inés para comunicarle la
sentencia fatal. Ella acude acompañada de
sus cuatro hijos y suplica clemencia 13 .
Crónicas de las Guerras Galicia-Portugal
Quinta das Lágrimas
Más las súplicas no ablandaron el corazón
del monarca y este ordena a tres cortesanos que se cumpla la sentencia: Diego López
Pacheco, Pero Coelho, y Álvaro Gonçalves se dirigen al Monasterio de Santa Clara,
próximo a la “Quinta das Lágrimas”, que alojaba a Inés y sus hijos en ausencia de
D. Pedro. En el jardín, en presencia de los niños, la degüellan sin piedad. Era el 7 de
Enero del año 1355.
Sin embargo, la solución adoptada hizo el efecto contrario a la calma: actuó como
una deflagración de la peor de las tormentas: la desaparición de Inés no propició la
esperada tranquilidad en la corte, al contrario D. Pedro culpa a su padre del asesinato y
se declara en rebeldía a la vez que clama venganza. Se retiró D. Pedro con sus incondicionales
a Braganza donde recibe al poco tiempo sus aliados incondicionales gallegos
D. Pedro Fernández de Castro, Conde de Lemos, y sus hijos Fernando y Alvar, que
de acuerdo con los códigos de honor de la caballería, unen su destino para vengar el
ultraje.
13 El gran Luis Camõens, en la estrofa 127 del canto III de “Os Lusíadas” narra así la petición de clemencia de
Dª Inés:
Ó tu, que tens de humano o gesto e o peito
(Se de humano é matar hûa donzela,
Fraca e sem força, só por ter sujeito
O coração a quem soube vencê-la),
A estas criancinhas tem respeito,
Pois o não tens à morte escura dela;
Mova-te a piedade sua e minha,
Pois te não move a culpa que não tinha.
NALGURES · TOMO VI · AÑO 2010 329