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Versión blanco y negro (11,8 mb) - Ministerio de Educación de la ...

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nos Aires hasta encontrar algún transporte o pesquero que lo aceptara a bordo y lo trajera a<br />

Camarones.<br />

En 19<strong>11</strong>, ingresa con 15 años al Colegio Militar <strong>de</strong> <strong>la</strong> Nación.<br />

Hacia 1916, <strong>la</strong> familia Perón se tras<strong>la</strong>dó a <strong>la</strong> zona <strong>de</strong> Sierra Cuadrada a un campo que <strong>de</strong>nominó<br />

La Porteña, a 195 Km <strong>de</strong> Camarones.<br />

Cuando los padres estaban asentados en Sierra Cuadrada, llegaba Juan Domingo a Camarones<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Buenos Aires en barco, con algún amigo porteño; solía llegar al campo <strong>de</strong> Sierra<br />

Cuadrada <strong>de</strong> a caballo.<br />

Juan Domingo Perón en sus memorias nos cuenta algunos aspectos <strong>de</strong> su educación. Allí<br />

menciona a un maestro que tenían en La Maciega.<br />

Cuando llegamos con mi madre, ya todo estaba funcionando en “La Maciega”, que<br />

era el no<strong>mb</strong>re <strong>de</strong>l campo. En el campo crecimos con libertad absoluta, sometidos<br />

tan sólo a <strong>la</strong> dirección <strong>de</strong> un viejo maestro que se encargaba <strong>de</strong> nuestros estudios<br />

primarios. Era un ho<strong>mb</strong>re <strong>de</strong> ciudad que se <strong>de</strong>fendía ma<strong>la</strong>mente en el campo, mi<br />

verda<strong>de</strong>ro mentor fue Sixto Magal<strong>la</strong>nes, un paisano a quién l<strong>la</strong>mábamos Chino,<br />

había sido uno <strong>de</strong> los mejores domadores <strong>de</strong> Lobos. Con él hice mi primer paseo en<br />

un redomón gateado, porque aprendí a montar antes que a caminar.[…]<br />

En marzo <strong>de</strong> 1904 me enviaron a Buenos Aires para continuar los estudios.[…] Mi<br />

abue<strong>la</strong> paterna se encargaría <strong>de</strong> completar mi educación. Aprobé como estudiante<br />

libre los primeros grados <strong>de</strong> <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> primaria, y enseguida me puse al día. El<br />

ca<strong>mb</strong>io fue tremendo, el gauchito curtido y duro fue transformándose en uno <strong>de</strong> los<br />

tantos mozos <strong>de</strong> <strong>la</strong> capital. A los diez años yo pensaba como un ho<strong>mb</strong>re, pretendía<br />

ser una persona mayor y procedía como tal. Cuando años más tar<strong>de</strong> ingresé al Colegio<br />

Internacional <strong>de</strong> Olivos, me aficioné bastante al fútbol, era un Instituto para<br />

hijos <strong>de</strong> familias ricas, con gran<strong>de</strong>s comodida<strong>de</strong>s, en Olivos cursé hasta tercer año<br />

inclusive, con un régimen <strong>de</strong> estudios nada común por <strong>la</strong> libertad y responsabilidad<br />

que nos concedían.<br />

Como todo “ragazzo qualunque” aprendía lo que no me gustaba <strong>de</strong> memoria; en lo<br />

<strong>de</strong>más, aplicaba el criterio. La enseñanza ordinaria se <strong>de</strong>dica más a <strong>la</strong> memoria, y<br />

al final <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida el ho<strong>mb</strong>re sabe tanto como recuerda. Cuando terminé el segundo<br />

año <strong>de</strong>l secundario <strong>de</strong> Olivos tenía que ir tomando una <strong>de</strong>cisión sobre el futuro.<br />

Pensé aceptar el consejo <strong>de</strong> mi padre y seguir <strong>la</strong> carrera <strong>de</strong> medicina, profesión<br />

dominante en <strong>la</strong> familia Perón, y en tercer año empecé a darle duro a <strong>la</strong> Anatomía.<br />

Por entonces me visitaron unos compañeros que acababan <strong>de</strong> incorporarse al<br />

Colegio Militar Me hab<strong>la</strong>ron con entusiasmo <strong>de</strong> lo formidable que era esa vida<br />

y cuánto empeño ponían los profesores en temp<strong>la</strong>r el carácter <strong>de</strong> los muchachos.<br />

Dije: esto es lo que quiero. Y <strong>de</strong>scubrí en mí el militar que nunca he <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser.<br />

Rendí en 1910 mi examen <strong>de</strong> ingreso y al año siguiente me incorporé como ca<strong>de</strong>te.<br />

La escue<strong>la</strong> nacional <strong>de</strong> Camarones<br />

La primera mención acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> educación en esta zona <strong>la</strong> realiza Raúl B. Díaz, en el Informe<br />

<strong>de</strong>l Inspector <strong>de</strong> territorios nacionales <strong>de</strong> 1900. Camarones ya tenía almacén y un galpón,<br />

pero <strong>la</strong> cantidad <strong>de</strong> niños todavía no permite <strong>la</strong> insta<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> una escue<strong>la</strong>.<br />

Camarones: En una pendiente estéril, a pocos metros <strong>de</strong>l mar, un almacén, un galpón<br />

<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, un corral y muchos fardos <strong>de</strong> <strong>la</strong>na tirados sobre el pedregullo; gran<strong>de</strong>s<br />

bloques <strong>de</strong> granito don<strong>de</strong> <strong>la</strong>s o<strong>la</strong>s se rompen produciendo columnas <strong>de</strong> agua y<br />

una b<strong>la</strong>nca este<strong>la</strong> <strong>de</strong> espuma; espléndida y abierta bahía, más lejos sobre un escollo,<br />

<strong>la</strong> triste silueta <strong>de</strong>l ‘Vil<strong>la</strong>rino’ con <strong>la</strong> proa hacia el sur: he ahí puerto Camarones.<br />

Cerca hay varias estancias <strong>de</strong> valor. La más importante es <strong>la</strong> <strong>de</strong> los señores Cameron<br />

Greenschilds y Cº.<br />

. . . . . . . . . . . . . . . . .<br />

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