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ne como evidencia y modelo. El cine hipermoderno muestra a<br />

las personas tal como se presentan con su forma única de comportarse:<br />

es su verdad, por grotesca, extraña e inexplicable que<br />

sea, en una superficie que no es en modo alguno superficialidad.<br />

Punto límite del imaginario igualitario democrático: la singularidad<br />

del otro lo acerca a mí. Mi desemejante, mi hermano... 1<br />

TODAS LAS EDADES DE LA VIDA<br />

Antes, el cine, en su forma clásica, contaba historias centradas<br />

en personajes de edad madura, ni jóvenes ni viejos. <strong>La</strong>s excepciones<br />

solían ser los personajes infantiles: los colegiales de<br />

Cero en conducta o de Los desaparecidos de Saint-Agil, los rubios<br />

rizos de Shirley Temple o la nariz respingona de Mickey Rooney.<br />

Menos frecuentes eran los ancianos: los actores retirados de<br />

Fin de jornada o los tres viejos de Vieux de la vieille. Cuando<br />

Truffaut muestra en 1959 una infancia «más auténtica» en Los<br />

cuatrocientos golpes, causa una fuerte impresión, muy distinta de<br />

la que habían producido siete años antes las imágenes convencionales<br />

que nos daban de ella Juegos prohibidos. <strong>La</strong> novedad que<br />

introduce -poner en escena a un niño de doce o trece años, no<br />

como lo ven los adultos, sino como lo expresa su edad- se ha<br />

vuelto moneda corriente con el tiempo.<br />

Esta dinámica se inscribe en la corriente de un fenómeno<br />

que comienza en los años cincuenta y cuyo motor acaba siendo<br />

el rock, con la aparición fulgurante de Elvis Presley. En ese momento<br />

se produce la promoción de una franja de edad hasta entonces<br />

tratada marginalmente: la juventud. Aparece la imagen<br />

juvenilizada de la estrella: Marión Brando en Un tranvía llama-<br />

1. Es lo que se da a entender en un simpático diálogo de Michou d'Auber<br />

entre un niño de familia magrebí y su padre de acogida, que es del Berry:<br />

«Todos somos iguales», dice el chico. «Todos somos diferentes, que viene a<br />

ser lo mismo», le responde el padre adoptivo.<br />

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