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Lipovetsky_La_pantalla_global

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la mala vida de las ciudades-gueto, a la espiral de la delincuencia<br />

y la violencia. Excluidos, desarraigados, desintegrados, los<br />

jóvenes «salvajes» vuelven así a poner a flote el tema de las clases<br />

peligrosas, las de los municipios de las periferias metropolitanas,<br />

que un documental de Bertrand Tavernier localiza exactamente<br />

De l'autre cote du périph'. Allí florece una subcultura<br />

más o menos delictiva, alimentada por el paro, la descomposición<br />

de las familias, la pérdida de la autoridad parental, el<br />

derrumbe de los encuadramientos políticos y comunitarios.<br />

Mientras que Antoine Doinel podía llevar a cabo sus Cuatrocientos<br />

golpes en 1959, en el corazón mismo de un París que le<br />

pertenecía, El pequeño criminal de Doillon, niño igualmente sin<br />

afecto que se busca a sí mismo, se encuentra en 1990 en un municipio-dormitorio<br />

del extrarradio que no permite ver el cielo<br />

azul del sur de Francia, que es donde se desarrolla la acción. Cae<br />

inexorablemente por la pendiente de una delincuencia que según<br />

el cine de los noventa se vuelve cada vez más dura y más trágica,<br />

conforme a los dramas sociales se añaden problemas étnicos<br />

y racistas. De la Marsella todavía coloreada de Un, dos, tres...<br />

el sol, hemos pasado al blanco y negro dramatizado de El odio:<br />

los tres protagonistas, que tienen colores representativos —uno es<br />

negro, otro es blanco, el tercero es de padres norteafricanos-, viven<br />

en un mundo que los guetifica y que, por medio de un error<br />

de la policía, los convierte en víctimas. <strong>La</strong> explosión no está lejos:<br />

antes de plasmarse en la realidad de los hechos, Ma 6-T va<br />

crack-er la describe de manera premonitoria en 1997, mostrando<br />

que la periferia se convierte en poso de desesperación, de revuelta<br />

violenta sin horizonte político.<br />

Ni siquiera el cine estadounidense pasa por alto esta violencia<br />

del mundo laboral y de la exclusión: Roger y yo, de Michael<br />

Moore, denuncia por ejemplo los perjuicios causados por los<br />

despidos de General Motors. Pero sigue dominando la confianza<br />

en la libre empresa y en los recursos individuales. Optimismo<br />

que debe atribuirse menos a la situación actual de la sociedad es-<br />

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