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Lipovetsky_La_pantalla_global

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El proceso está en marcha desde que las estrellas iluminaron<br />

la <strong>pantalla</strong> con su belleza. Estrellas, vampiresas, divas, toda<br />

aquella constelación que transfiguró el universo cinematográfico<br />

en los años veinte, han producido y alimentado no solamente<br />

sueños, sino también comportamientos muy reales que afectan<br />

a la moda, a la indumentaria, el peinado, el maquillaje, la<br />

forma de ser. Manteniéndose en la lejanía, inaccesible, estelar, la<br />

estrella de los tiempos modernos transformó conductas, evolucionó<br />

costumbres, engendró posturas. En Al final de la escapada,<br />

Belmondo, nuevo astro de los años sesenta, se pasa el pulgar<br />

por el labio, como ha visto hacer a Bogart en muchas películas.<br />

Actualmente, el look cine, esa forma de concebirse y de presentarse<br />

ante los demás, se ha impuesto y difundido socialmente a<br />

través de una nueva estética del individuo: el glamour, la seducción<br />

anunciada y espectacular, mostrándose como tal al desnudo,<br />

sin falso pudor, como por exceso. Aunque el tabaco haya desaparecido<br />

por orden sanitaria, las gafas negras, el abrigo largo,<br />

la cazadora de aviador, las bufandas largas, la camiseta de tirantes,<br />

la guerrera de explorador, el 4x4, todo un concentrado de<br />

novela policíaca, la saga de Indiana Jones, Matrix, Hombres de<br />

negro, que eleva al cuadrado la seducción, que se exhibe con ostentación<br />

deslumbrante y espectacular. El propio erotismo, que<br />

parecía tener alguna complicidad con la vampiresa y la chica de<br />

calendario, se ha vuelto forma natural de ser, como si el cine lo<br />

hubiera adaptado y bollicaizado. El mundo de las apariencias se<br />

baña en el presente en un glamour que resulta legítimo casi en<br />

todas las edades: el cine le ha impuesto su ley. Queremos vernos<br />

y que nos vean un poco como los ídolos del cine cuando aparecen<br />

en resplandeciente primer plano y llenando la <strong>pantalla</strong>.<br />

Esta cinematización se ha infiltrado un poco en todas partes<br />

y muchas esferas de la vida social han acabado imitando el<br />

universo-cine. El propio fenómeno de la estelarización, nacido<br />

de la gran <strong>pantalla</strong>, ha invadido el medio de los creadores, la política,<br />

el deporte, la gente guapa cuya imagen difunden las re-<br />

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