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lícula con raseros de referentes simbólicos incompatibles: emblema<br />

de una Francia unida y reconciliada por un lado, imagen<br />

bruñida de una Francia «limpia de su polisemia étnica, social y<br />

sexual» por el otro. Lo que para unos es el ejemplo ideal de una<br />

identidad francesa eterna, milagrosamente recuperada, para los<br />

otros es nostalgia sospechosa de una Francia insolidaria, lepénistay<br />

pétainista. 1<br />

Nada escapa ya al cine de la memoria. Incluso la Historia<br />

inmediata se memorializa. Francois Mitterrand, apenas muerto,<br />

reaparece, a semejanza de las esculturas de los reyes que acabó<br />

acariciando en la abadía de Saint-Denis, transformado en escultura<br />

casi real en la tumba que le dedica Robert Guédiguian en<br />

Presidente Mitterrand (El paseante del Champ de Mars), película<br />

que por lo demás nos lo muestra en su vida cotidiana tal como<br />

era, sin ningún heroísmo. Ni siquiera hace falta que Isabel II o<br />

Nelson Mándela estén muertos para que el cine reconstruya, en<br />

el primer caso, la crisis monárquica que sacude Inglaterra cuando<br />

la muerte de Diana (<strong>La</strong> reina), en el segundo, su lucha contra<br />

el apartheid y su larga estancia en la cárcel (Good Bye Bafana),<br />

contribuyendo a construir la historia convirtiéndola en<br />

motivo de la memoria.<br />

<strong>La</strong> memoria hace que el cine tenga un peso desconocido hasta<br />

entonces. El cine ya no es sólo una industria del sueño: a través<br />

de él se conjuga algo que lo desborda, que llega a las profundidades<br />

del individuo, a sus raíces, a su identidad étnica o<br />

religiosa. Todo invita a creer que este proceso continuará: faltan<br />

por visitar muchas zonas sombrías de la historia y son muchos los<br />

recuerdos desaparecidos u ofendidos. En un mundo <strong>global</strong>izado<br />

se buscan todas las identidades. <strong>La</strong> proliferación actual lo pone<br />

de manifiesto, ofreciendo a cada cual materia para encontrarse a<br />

1. Raphaélle Moine recuerda los detalles de esta batalla crítica en<br />

«Vieux genres? Nouveaux genres?», en Jean-Pierre Esquénazi (ed.), Cinema<br />

contemporain, état des lieux, op. cit., pp. 157-158.<br />

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