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ni, cuyos Tres mosqueteros (1909) no son más que el preludio de<br />

las innumerables adaptaciones (más de un centenar) que perfeccionarán<br />

las apariciones del famoso cuarteto en todas las <strong>pantalla</strong>s<br />

del mundo.<br />

Ha nacido un género: el cine histórico, mezcla de realidad y<br />

novelería, cuyas características están bien estudiadas. Su elemento<br />

esencial es que reconstruye una época. En este sentido,<br />

es un cine «de disfraces»; el hábito de estameña hace al monje<br />

medieval, la peluca empolvada al marquesito del XVII y el bicornio<br />

a Napoleón. El estudio encuentra aquí toda su razón de ser,<br />

por la construcción de decorados que rivalizan en detalles estilísticos<br />

y decorativos, con objeto de imponer la imagen de una<br />

realidad histórica ilusoria y de que los espectadores encuentren<br />

en ella todos los placeres del gran espectáculo desconcertante.<br />

De Intolerancia de GrifEth al Ben-Hur de Fred Niblo, Hollywood<br />

invirtió desde el principio en la historia para convertirla<br />

en universo hollywoodense. El tratamiento novelesco de la historia<br />

genera subgéneros dentro del género: la película de romanos,<br />

la película de capa y espada, la película de piratas, la biografía,<br />

la película de guerra e incluso la de vaqueros, llena de<br />

valor histórico para un país joven que busca un pasado.<br />

Incluso cuando se trata del mismísimo Versalles, lo que se<br />

propone al espectador pertenece a un proyecto esencialmente<br />

novelesco, a una voluntad que es mucho más idealizadora que<br />

historiadora. Por lo que se refiere a la historia, sólo puede ser<br />

una Historia de grandes acontecimientos y grandes personajes,<br />

apta para despertar la admiración o la fascinación de las masas.<br />

Convertido en símbolo, el personaje histórico encarna una historia<br />

esencialmente nacional: una historia al servicio de la idea<br />

nacional, pero más aún al servicio del espectáculo onírico del<br />

cine.<br />

Potencia constructora de mitos y leyendas, el cine reproduce<br />

el esquema transmitido por la literatura y cuyo origen milenario<br />

es, como se sabe, la epopeya. Lo mismo sucede en la pan-<br />

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