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Lipovetsky_La_pantalla_global

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<strong>La</strong> televisión, la magia de la emisión en directo, el deporte,<br />

es innegable que todo esto ha hecho perder al cine su exclusividad<br />

y su posición superior. Pero este retroceso es también su coronación,<br />

en la medida en que el espectáculo deportivo se ha<br />

apoderado de sus técnicas de cámara, su estética de impacto y<br />

emocional, su espíritu de estelarización 1 y su guionización total.<br />

Aunque la televisión ha generado una transformación en las<br />

imágenes del cine, éste no ha dejado de ser el modelo del sueño<br />

representado ni de la puesta en escena espectacular. No todo hay<br />

que atribuirlo a los avances de la estética de la televisión: por encima<br />

de sus propias innovaciones, el cine ha sido la matriz del<br />

deporte-espectáculo porque le ha proporcionado los instrumentos<br />

y el imaginario de su estetización general.<br />

Sea como fuere, estamos en el momento del deporte como<br />

mercado y como cine. Y este proceso se impone cada vez más,<br />

es casi omnipresente. Cuanto menos frecuenta el espectador las<br />

salas de cine, más se infiltra el espíritu de cine en el medio televisivo.<br />

Para entretener y movilizar las emociones del público<br />

ahora se construye toda la información. Telediarios, filmación<br />

de la actualidad, reportajes: el telemedio organiza sus programas,<br />

de manera creciente, como una filmación general que se<br />

centra en lo «humano» y lo personal, en la emoción y la empatia.<br />

Si la videofilia ha destronado a la cinefilia ha sido por buscar<br />

la emoción-cine en las demás <strong>pantalla</strong>s. El individuo hipermoderno<br />

espera y busca cine donde no lo hay. El cine no está<br />

desapareciendo: la verdad es que poco a poco ha fagocitado to-<br />

1. Zidane, Beckham, Ronaldo: las nuevas estrellas del mundo hipermoderno<br />

son los dioses del estadio. <strong>La</strong> estelarización se eleva al cuadrado<br />

cuando el cine, en un filme dedicado a Zidane (Zidane, un portrait duXXTsuele),<br />

lo sigue con las cámaras durante todo un encuentro, transformando así<br />

el fútbol en una especie de ballet y el partido en película operística. Lo que<br />

cuenta aquí no es ya el deporte, sino la estética fílmica, no el jugador, sino la<br />

estrella, percibida como tal por el ojo de un público educado por la mirada<br />

cinematográfica.<br />

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