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La Inteligencia Emocional - Daniel Goleman

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número de la siguiente llamada telefónica. Estos rechazos son especialmente

difíciles de asumir para un pesimista, quien los interpreta como significando

« soy un fracaso en esto; jamás llegaré a ser un buen vendedor» , una

interpretación que, con toda seguridad, despierta la apatía y el derrotismo,

cuando no la franca depresión. Ante esta situación, en cambio, los optimistas se

dicen: « estoy utilizando un abordaje inadecuado» o « esa última persona estaba

de mal humor» y, de este modo, al considerar que el fracaso no depende de una

deficiencia en si mismos sino de algo que radica en la situación, pueden cambiar

su enfoque la próxima llamada. Es así como el equipaje mental de los pesimistas

les conduce a la desesperación mientras que el de los optimistas reactiva su

esperanza.

Uno de los orígenes de una visión positiva o negativa puede ser el

temperamento innato, y a que hay personas que tienden naturalmente hacia una o

hacia la otra. Pero, como también veremos en el capítulo 14, el temperamento

puede verse modulado por la experiencia. El optimismo y la esperanza —al igual

que la impotencia y la desesperación— pueden aprenderse. Detrás de los dos

existe lo que los psicólogos denominan autoeficacia, la creencia de que uno tiene

el control de los acontecimientos de su vida y puede hacer frente a los problemas

en la medida en que se presenten. Desarrollar algún tipo de habilidad fortalece la

sensación de eficacia y predispone a asumir riesgos y problemas más difíciles. Y

el hecho de superar estas dificultades aumenta a su vez la sensación de

autoeficacia, una aptitud que lleva a hacer un mejor uso de cualquier habilidad y

que también contribuy e a desarrollarlas.

Albert Bandura, un psicólogo de la Universidad de Stanford que se ha

ocupado de investigar el tema de la autoeficacia, resume perfectamente este

punto del siguiente modo: « las creencias de las personas sobre sus propias

habilidades tienen un profundo efecto sobre éstas. La habilidad no es un atributo

fijo sino que, en este sentido, existe una extraordinaria variabilidad. Las personas

que se sienten eficaces se recuperaran prontamente de los fracasos y no se

preocupan tanto por el hecho de que las cosas puedan salir mal sino que se

aproximan a ellas buscando el modo de manejarlas» .

EL «FLUJO»: LA NEUROBIOLOGÍA DE LA EXCELENCIA

Un compositor describió así los momentos en los que mejor trabajaba:

« Usted se encuentra en un estado extático en el que se siente como si casi no

existiera. Así es como lo he experimentado yo en numerosas ocasiones. En esos

casos, mis manos parecen vacías de mi y y o no tengo nada que ver con lo que

ocurre sino que simplemente contemplo maravillado y respetuoso todo lo que

sucede. Y eso es algo que fluy e por sí mismo.»

Esta descripción se asemeja sorprendentemente a la de cientos de hombres y

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