21.12.2022 Views

La Inteligencia Emocional - Daniel Goleman

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

14. EL TEMPERAMENTO NO ES EL DESTINO

Hasta ahora hemos estado hablando de la modificación de las pautas de

respuesta emocional aprendidas a lo largo de la vida pero ¿qué ocurre con

aquellas otras respuestas que dependen de nuestra dotación genética? ¿Cómo

transformar las reacciones habituales de aquellas personas que, pongamos por

caso, son sumamente inestables o desesperantemente tímidas? Nos estamos

refiriendo, claro está, a aquellos estratos de la emoción que podríamos calificar

bajo el epígrafe del temperamento, el trasfondo de sentimientos que configura

nuestra predisposición básica, el estado de ánimo que caracteriza nuestra vida

emocional.

Hasta cierto punto, cada uno de nosotros posee un temperamento innato, se

mueve dentro de un espectro concreto de emociones, una característica que

forma parte del bagaje con que nos ha dotado la lotería genética y cuy o peso se

hace sentir a lo largo de toda la vida. Todo padre sabe que, desde el momento de

su nacimiento, un niño es tranquilo y plácido o, en cambio, irritable y difícil. La

pregunta que ahora debemos hacernos es sí la experiencia vital puede llegar a

transformar este equipaje emocional determinado biológicamente. ¿El sustrato

biológico constituye un determinante irrevocable de nuestro destino emocional o,

por el contrario, los niños tímidos pueden terminar convirtiéndose en adultos

confiados?

La respuesta más clara a esta cuestión nos la proporciona la investigación

llevada a cabo por Jerome Kagan, un eminente psicólogo evolutivo de la

Universidad de Harvard. Según Kagan existen al menos cuatro temperamentos

básicos —tímido, abierto, optimista y melancólico—, correspondientes a cuatro

pautas diferentes de actividad cerebral. De hecho, cada ser humano responde

con una prontitud, duración e intensidad emocional distinta, y en este sentido es

muy probable que existan innumerables diferencias en la dotación

temperamental innata, basadas en diferentes tipos constitucionales de actividad

neuronal.

La obra de Kagan centra en una de estas pautas el continuo temperamental

que va de la apertura a la timidez. Son varias las madres que, a lo largo de los

años, han estado llevando a sus niños al Laboratorio para el Desarrollo Infantil,

situado en el cuarto piso del William James Hall, de Harvard, para que tomaran

parte en la investigación realizada por Kagan sobre el desarrollo infantil. Ahí fue

donde Kagan y sus colaboradores observaron experimentalmente por vez

primera los signos de timidez que presentaba un grupo de niños de veintiún meses

de edad. En aquella investigación Kagan descubrió que algunos niños eran

espontáneos, movedizos y jugaban con los demás sin la menor vacilación,

mientras que otros, por el contrario, eran inseguros, retraídos, remoloneaban, se

aferraban a las faldas de sus madres y se limitaban a observar en silencio el

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!