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La Inteligencia Emocional - Daniel Goleman

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peligro. En el camino que conduce hasta el divorcio, cada una de estas

situaciones sienta las bases para la siguiente, en una escala de sufrimiento

creciente. De este modo, las quejas, las desavenencias y las criticas frecuentes

constituy en peligrosos indicadores que evidencian que la mujer o el marido han

establecido un veredicto concluy ente de culpabilidad sobre el otro. Esta condena

inapelable constituy e una pauta negativa y hostil de pensamiento que desemboca

fácilmente en agresiones que hacen que el receptor se ponga a la defensiva y se

apreste de inmediato al contraataque.

Los dos polos de la pauta de respuesta de lucha-o-huida constituy en las dos

modalidades extremas de reacción del cónyuge que se siente atacado. Lo más

común es devolver el ataque con una explosión de ira pero esta vía suele concluir

en una estéril disputa a voz en grito. Por su parte, la huida, la otra respuesta

alternativa, puede llegar a ser más perniciosa todavía, especialmente en el caso

de que conlleve la retirada a un silencio sepulcral.

La táctica del cerrojo constituye la última defensa. La persona que se cierra

sobre sí misma se limita a quedarse en blanco, a inhibirse de la conversación

respondiendo lacónicamente o manteniendo un silencio y una expresión pétrea,

una táctica que envía un poderoso y contundente mensaje que combina el

distanciamiento, la superioridad y el rechazo. Esta pauta es fácilmente

observable en los matrimonios con problemas y en el 85% de los casos es el

marido quien se encierra en sí mismo como respuesta a una esposa que lo acosa

con constantes quejas y críticas. Pero una vez que termina estableciéndose como

respuesta habitual tiene un efecto devastador sobre la salud de la relación porque

aborta toda posibilidad de resolver las desavenencias.

PENSAMIENTOS TÓXICOS

Los niños están alborotando más de la cuenta y Martin —su padre— está

cada vez más irritado. Entonces se dirige a su esposa Melanie con un agresivo:

—Querida ¿no crees que los chicos deberían estarse quietos?

(Pero lo que en realidad está pensando es: « Melanie es demasiado permisiva

con los niños» .)

Ante el irritante comentario de su marido, Melanie se enoja. Entonces, su

rostro se tensa, frunce el ceño y replica:

—Sólo están jugando un rato. No tardarán mucho en acostarse.

(Pero su auténtico pensamiento es: « ya está Martin quejándose otra vez» .)

Ahora es Martin quien se halla ostensiblemente enfadado e, inclinándose

amenazadoramente hacia delante con los puños apretados, exclama:

—¿No podrías acostarlos ahora mismo, querida?

(Su verdadero pensamiento, no obstante, es: « me lleva la contraria en todo lo

que digo. Tendré que hacerlo y o mismo» .)

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