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Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

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las pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l tocadiscos y explicaba a Ingrid Bérgamo y a Edith Cabell<br />

que el ritmo era <strong>un</strong>a cosa natural, Como la respiración, <strong>de</strong>cía, todo el m<strong>un</strong>do<br />

tiene ritmo como todo el m<strong>un</strong>do tiene sexo y uste<strong>de</strong>s saben que hay<br />

impotentes, hombres impotentes, <strong>de</strong>cía, como hay mujeres frígidas y nadie<br />

niega por eso la existencia <strong>de</strong>l sexo, <strong>de</strong>cía, Nadie pue<strong>de</strong> negar la existencia<br />

<strong>de</strong>l ritmo, lo que pasa es que el ritmo es como el sexo <strong>un</strong>a cosa natural, y<br />

hay gente innibida, <strong>de</strong>cía esa misma palabra, que no pue<strong>de</strong> tocar ni bailar ni<br />

cantar con ritmo mientras hay otra gente que no tiene ese freno y pue<strong>de</strong><br />

bailar y cantar y hasta tocar varios instrumentos <strong>de</strong> percusión a la vez, <strong>de</strong>cía,<br />

y lo mismo que pasa con el sexo que los pueblos primitivos no conocen ni la<br />

impotencia ni la frigi<strong>de</strong>z porque no tienen pudor sexual, tampoco tienen,<br />

<strong>de</strong>cía, pudor rítmico y es por eso que en el África hay tanto sentido <strong>de</strong>l<br />

ritmo como <strong>de</strong>l sexo y, <strong>de</strong>cía, yo sostengo, eso <strong>de</strong>cía, que si a <strong>un</strong>a persona se<br />

le da <strong>un</strong>a droga especial, que no tiene que ser mariguana ni nada <strong>de</strong> eso,<br />

<strong>de</strong>cía, <strong>un</strong>a droga como la mescalina, <strong>de</strong>cía y repetía la palabra para que todo<br />

el m<strong>un</strong>do supiera que él la sabía, o el ácido, y subió la voz por sobre la<br />

música, LISÉRGICO, pue<strong>de</strong>n tocar cualquier instrumento <strong>de</strong> percusión, más<br />

o menos bien, igual que <strong>un</strong>a persona borracha pue<strong>de</strong> bailar más o menos<br />

bien. Siempre que se mantenga en pie, pensé yo y me dije pura mierda<br />

sonora y acababa <strong>de</strong> pensar esa palabra, estaba pensando en esta palabra<br />

precisamente cuando salió La Estrella <strong>de</strong> la cocina y dijo, Mierda Beny<br />

Moré y venía con otro trago en la mano, bebiendo y llegó hasta don<strong>de</strong><br />

estaba yo y como todo el m<strong>un</strong>do estaba oyendo música, hablando,<br />

conversando y Rine estaba en el balcón matándose, haciendo esa escaramuza<br />

<strong>de</strong>l amor que se llama el mate en La Habana, ella se sentó en el piso y<br />

se recostó al sofá y bebiendo se fue rodando por el suelo y luego se hizo<br />

plana con el vaso vacío en la mano y se metió hacia <strong>un</strong> lado <strong>de</strong>l sofá que no<br />

era mo<strong>de</strong>rno sino <strong>un</strong> mueble cubano, <strong>de</strong> esos antiguos, <strong>de</strong> pajilla y ma<strong>de</strong>ra y<br />

pajilla y se metió completamente <strong>de</strong>bajo y se quedó dormida y yo oía los<br />

ronquidos ahí <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> mí como si fueran los suspiros <strong>de</strong> <strong>un</strong> cachalote y<br />

Bustrófedon que no vio ni veía a La Estrella me dijo, Nadar mi socio ¿estás<br />

inflando <strong>un</strong> globo? queriéndome <strong>de</strong>cir (yo lo conozco bien) que me estaba<br />

peando y me acordé <strong>de</strong> Dalí que dijo que los pedos son el suspiro <strong>de</strong>l cuerpo<br />

y casi me reí porque se me ocurrió que el suspiro es el pedo <strong>de</strong>l alma y La<br />

Estrella seguía roncando sin importarle nada <strong>de</strong> nada, y el fracaso aquel<br />

parecía solamente el mío y me levanté y fui a la cocina a tomar <strong>un</strong> trago que<br />

me bebí allá en silencio y en silencio me llegué hasta la puerta y me fui.

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