09.05.2013 Views

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

el tambor <strong>de</strong> la izquierda, luego con el <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha, con los dos, imitando<br />

<strong>un</strong> acci<strong>de</strong>nte, <strong>un</strong>a picada, engañando al <strong>de</strong>l cencerro o al trompeta o al bajo,<br />

atravesándome sin <strong>de</strong>cir que es <strong>un</strong> contratiempo, haciendo como que me<br />

atravieso, regresando al tiempo, cuadrando, en<strong>de</strong>rezando el aparato y por<br />

último aterrizando: jugando con la música tocando sacando música <strong>de</strong> aquel<br />

cuero <strong>de</strong> chivo doble clavado a <strong>un</strong> dado a <strong>un</strong> cubo <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra chivo<br />

inmortalizado su berrido hecho música entre las piernas como los testículos<br />

<strong>de</strong> la música yendo con la orquesta estando con ella y sin embargo tan fuera<br />

<strong>de</strong> la soledad y <strong>de</strong> la compañía y <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do: en la música. Volando.<br />

Allí estaba todavía parado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la noche que <strong>de</strong>jé a Cué y a Silvestre<br />

caminando a la exhibición <strong>de</strong> pájaros en la jaula musical <strong>de</strong>l Saint Michel,<br />

cuando pasó rápido <strong>un</strong> convertible y me pareció ver en él a Cuba, atrás, con<br />

<strong>un</strong> hombre que podía ser o no mi amigo Códac y <strong>de</strong>lante otra pareja, muy<br />

j<strong>un</strong>ticos todos. La máquina siguió y se metió en los jardines <strong>de</strong>l Nacional y<br />

pensé que no era ella, que no podía ser ella porque Cuba <strong>de</strong>bía estar en su<br />

casa, durmiendo ya. Cuba tenía que <strong>de</strong>scansar, se sentía enferma, «mala»<br />

me dijo: en eso pensaba cuando oí que <strong>un</strong> motor, <strong>un</strong> auto, subía por la calle<br />

N y era el mismo convertible que se paró a media cuadra, en la oscuridad<br />

j<strong>un</strong>to al parqueo elevado y oí los pasos subir la acera y venir hacia la<br />

esquina y pasar por <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> mí y me volví y era Cuba que venía con <strong>un</strong><br />

hombre que yo no conocía, y me alegré que no fuera Códac. Ella me vio,<br />

claro. Todos entraron en el 21. No hice nada, ni siquiera me moví.<br />

Al poco rato salió Cuba y vino adon<strong>de</strong> yo estaba. No le dije nada. No<br />

me dijo nada. Me puso <strong>un</strong>a mano en el hombro. Quité el hombro y ella me<br />

quitó la mano. Se quedó quieta, sin <strong>de</strong>cir nada. No la miré, miré para la calle<br />

y, cosa curiosa, pensé entonces que Vivian <strong>de</strong>bía estar al llegar y quise que<br />

Cuba se fuera y creo que fingí <strong>un</strong> dolor en el alma tan fuerte como <strong>un</strong> dolor<br />

<strong>de</strong> muela. ¿O fue que lo sentí? Cuba se alejó <strong>de</strong>spacio, se viró y me dijo tan<br />

bajito que casi no la oí:<br />

—Apren<strong>de</strong> a perdonarme.<br />

Parecía el título <strong>de</strong> <strong>un</strong> bolero, pero no se lo dije.<br />

—¿Me esperaste mucho? —me preg<strong>un</strong>tó Vivian y me pareció que fue<br />

Cuba quien habló, porque había llegado casi encima <strong>de</strong> la ida <strong>de</strong> ella y me<br />

preg<strong>un</strong>té si nos habría visto.<br />

—No.<br />

—¿No te aburriste?<br />

—De veras que no.<br />

—Yo tenía miedo <strong>de</strong> que te hubieras ido. Tuve que esperar a que<br />

Balbina se durmiera.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!