Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

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Tres tristes tigres Para sobrevivir, a veces es imprescindible hacer chanza de la vida, volverla del revés —¿o tal vez del derecho?—, porque los sueños de la razón producen monstruos y conviene encontrar el modo de reírse de ellos. El dibujo de La Habana prerrevolucionaria de Cabrera Infante nos lo dan casi siempre seres trasnochados que recorren un bar tras otro para acabar cayendo en el abrazo furtivo de un postrer bolero, encarnado, a poder ser, por La Estrella. Intérprete del desengaño, La Estrella luciría sin duda pletórica en cualquier lugar del firmamento, aun cuando ya nos alejáramos de la pesadilla de haber compartido con ella la cama y tamaña borrachera. Algunos personajes no provienen de La Habana; pero la ciudad actúa drásticamente: los hace suyos con celeridad o los aleja para siempre de sí con un cinematográfico fundido en negro. Caminar, comer, charlar y beber, sobre todo beber. A los habaneros de Cabrera Infante los tragos les sirven para escapar de la nada y hacer que las palabras afloren con esa sabrosura de juegos malabares que son, quizá, la espina dorsal de la cultura del trópico. Porque Tres tristes tigres es, en realidad, un espectáculo narrativo más apetecible para ser leído que contado; en él, el recuerdo, real o imaginariamente veraz, se pertrecha tras la mirada cinéfila y literaria para recorrer las frenéticas calles de una ciudad preñada de música y de noche, convirtiendo a cada personaje en insigne narrador de una porción de nostalgia.
La narración de Cabrera Infante nos transporta a una Habana que tal vez nunca existió, una nostalgia a medio camino de la realidad y la imaginación. Una Habana prerrevolucionaria y escapista, sensual e irreductiblemente noctámbula que respira las brumas de los daiquiris, sostén de una vida canalla, agitada por la violencia o mecida a ritmo de bolero y jazz. Alarde de verbo retozonamente juguetón que toma cuerpo merced un ingenio narrativo, contumaz e inigualable.
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TRES TRISTES TIGRES Guillermo Cabre
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AVISO DEL AUTOR Una reposición es
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A Miriam, a quien este libro debe m
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«Y trató de imaginar cómo se ver
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Showtime! Señoras y señores. Ladi
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esas guayaberas (con su lacito, ¿e
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LOS DEBUTANTES
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fuimos caminando hasta Pueblo Nuevo
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yo hacíamos cositas debajo del cam
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Querida Estelvina: Habana Abril 22
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andando mucho por Radiosentro que e
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dulse. Les ise café y todo y ellas
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me da lepalda y yo cojo así, con l
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Primero que nada fue una colección
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quizás, de una rumbera en trusa. L
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asustar, no para abrirse camino, si
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mes. A-de-más lo del Ténis eso er
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¡Cosa más grande! Una lección de
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sesperado lector tardío de Bakunin
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palabras. Y del silencio, como los
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Antes de tocar me miré las manos:
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más que un café solo en la esquin
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—Sí vidita, pero no tan alto, pl
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—Bueno, te la voy a dar —dijo y
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eres un corcho español, y él sin
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Gallego de mierda, eres un discrimi
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a cantar una canción desconocida,
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mañana por las mismas razones pero
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mucho. ¿Usted sabe que yo también
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ELLA CANTABA BOLEROS Ah Fellove est
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100 blanco y su sombrero de paja, c
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Segunda Había tres balnearios, uno
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ELLA CANTABA BOLEROS Eres injusto m
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es desaforada, se echa talco como s
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Ekué era sagrado y vivía en un r
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dijo en su columna que se casaron:
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vino una noche al Capri con Arseni
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Vivian con intención y tocó a la
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hasta el estrado y se quedó allí
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sombrilla de metal. Mis pies estaba
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el pretexto de oír a Beny Moré, q
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acabar. —¿Salimos o no? —Sí s
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—Nada —le dije, no sé si en ma
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—Siempre tan misterioso —dijo S
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No había visto nada. —No, no me
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esperaba el mío en mi puesto, casi
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le ofrecí candela apenas rozó mi
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ELLA CANTABA BOLEROS ¿Qué quieren
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Carmelitas Calzadas, pero cuando me
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las paredes del tocadiscos y explic
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ELLA CANTABA BOLEROS No recuerdo cu
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tan evidente que es así, y en este
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Cuarta Debe haber sido cuando chiqu
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I Veníamos bajando Silvestre y yo
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dado y yo le dije Mira chico cómo
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mirarme, mirando tampoco a Livia, s
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y el semáforo en verde (camaleón
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imagen obscena). ¿Qué es? Mostré
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manera o de otra: hacia adentro o h
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hablaba mientras sus manos pintadas
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viene del Norte, hijo, del Cánada
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pero para qué. Por suerte Livia me
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cocinera) y entonces vi que no era
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las orejas, y el cuello y el pecho
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que íbamos a ir a la playa la cria
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que se calmara, que se sintiera tra
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que tanto trabajo me dio anoche par
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LOS VISITANTES
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Pedimos un taxi y algunos nativos
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de llover y hacía menos calor y la
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«No soy hombre de chantajes», dij
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LOS REPAROS Mr. Campbell, escritor
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al mendigo. Nadie propuso una colec
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Estábamos bien metidos en la infes
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guió a través de un laberinto de
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como una de esas cajas de espectác
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insignificante. «El mundo está ll
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algún dinero ahora por su devoluci
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LAS CORRECCIONES Señor 1 Campbell,
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Con la más noble de las razones el
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como la nariz de Gogol 28 , un lite
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Séptima El viernes le dije una men
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¿Quién era Bustrófedon? ¿Quién
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y me acordé de Alicia en el País
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y pedimos la comida. Bustrofrijoles
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un cuadrúpedo, el Ñu o Gnu o Nyu)
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Ana ojo non anilina eje (todo gira
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y dijo que cuando el hexágono enco
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competencias con Rine Leal que le g
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de todos los días en los dichos m
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LOS HACHACITOS DE ROSA José Martí
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NUNCUPATORIA DE UN CRUZADO José Le
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hueso del velo del paladar y el pob
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discípulos, en mixtimitificación
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EL INDISIME BEBE LA MOSKUBA QUE LO
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GLOSARIO Asahi Pentax Spotmatic: Ni
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por eso fue que cuando la chiquita
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EL OCASO 35 I Alejo Carpentier Debe
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II Arrojó el cigarrillo hecho con
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de acero habría pensado que eran d
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pensar en huaraches y ahora vio que
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fueron sus mismos decires) lo recib
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Nicolás Guillén ELEGÍA POR JACQU
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TROTSKY: ¿Y quién habla, macanudo
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(hace menos frío), saca del busto
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picuísmo en el aire para hacer suf
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¿Y sus Geometrías del Espíritu e
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Filósofos más Ilustrados Senón d
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esa palabra, pero, siempre termina
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ELLA CANTABA BOLEROS ¿La vida es u
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que un cantante que canta sin músi
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ahora otro nombre y el bisté era e
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Novena ¿Yo no le dije que soy viud
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habían gastado en ella y también
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lleno porque era viernes y día de
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lo que queda y dentro de seis meses
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Décima Doctor, de nuevo no puedo c
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I Será una lástima que Bustrófed
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hacerme oír—. Oye ese ripieno in
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«Acaban de escuchar, señoras y se
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fascinante, y lo único que me asom
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Yo venía a este parque cuando niñ
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frente alta y sus ojos claros, casi
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vez que la viste por primera vez (c
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—El mar. —¿Qué? —El mar, ch
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no ventidós como otro cubano cualq
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ayudan a la concentración del pens
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No tiren perros en la cerca de una
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—Yo digo el bar Lovento —dijo C
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hombre suelto y quizás sea porque
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se les escaparon otros símbolos m
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Vivo entre lo provisorio y el desor
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mismo es 81. Al revés y al derecho
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evólver o luna. Se repartiría al
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¿Qué dirá de esto Zenobia Campru
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&Dice Rine, siempre llevando todo a
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hace sonar las puertas-vaivén con
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estoy detrás, le dije— porque va
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—No hay carrera, en realidad, Sil
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uscando la nariz invisible de Ella,
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—Será la Legión Nacional. —Si
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—¿Tú sabes lo que te pasa? —l
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o caiga entre los peces. —¿Qué
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sagrado para ti? Have you no honor?
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a Botvinnik porque no tiene rival.
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—Bueno —dije y me sentí un poc
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—Mira quién habla, que no te fal
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—La de afuera viejo. Metalenguaje
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más de cerca. Esmeralda tiene esta
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aproximarse a su color infernal) de
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—Tenemos que leerla en la barber
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—I have some, I've already told y
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Contraria contrariis curantur, Que
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y no un bardo. Pero esto es complic
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—Ni yo tampoco—dije yo. —Es m
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—Ahora perfecciona la pastilla de
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oficialmente, en todos los conserva
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—No sé. El cuento es tuyo no mí
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—Una fanática. —No es fanátic
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El viejo Píndaro y yo. —Etá bie
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Toynbee Cué, más conocido por Dar
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solamente. Sentí miedo o por lo me
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no dejes que me lleve. ten piedá y
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su teléfono y lo repitió como un
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perturbadoras, más inocentes. —E
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présbita. O tal vez una mujer, com
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pradera del pasado, Gargantúa, era
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—¿A Irenita? Lo miré con una de
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—No, usted me preguntó, no me di
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—No. Fui yo solo. Pensé que me v
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lanco sobre blanco, supimos los dos
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