09.05.2013 Views

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

cocinera) y entonces vi que no era vieja y recordé que la madre <strong>de</strong> Ricardo<br />

había dicho algo como que no tenía experiencia y la vi a la luz <strong>de</strong> la cocina,<br />

cómo iba <strong>de</strong> la mesa con las ensaladas, al lava<strong>de</strong>ro y al refrigerador y no<br />

miraba para nosotros n<strong>un</strong>ca y me pareció que su cara me era conocida y vi<br />

que no era vieja y fue entonces que vi que era <strong>un</strong>a muchacha que había sido<br />

compañera mía en la escuela <strong>de</strong> mi pueblo y que hacía como diez años,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> que vinimos mi familia y yo para La Habana que no la veía. Estaba<br />

tan vieja, doctor, tan acabada y tenía mi edad, mi misma edad y había<br />

jugado conmigo cuando niñas y éramos muy amigas y las dos estábamos<br />

enamoradas <strong>de</strong> Jorge Negrete y <strong>de</strong> Gregory Peck y nos sentábamos por la<br />

noche en la acera <strong>de</strong> mi casa y hacíamos planes para cuando fuéramos mayor,<br />

que me dio <strong>un</strong>a pena terrible saludarla y reconocerla, porque ella se iba<br />

a sentir tan mal, que salí <strong>de</strong> la cocina. Luego, otra vez en la sala, por poco<br />

voy a la cocina y la saludo, porque pensé que no la había saludado porque<br />

tenía miedo que la familia <strong>de</strong> Ricardo supiera que yo era <strong>de</strong>l campo y había<br />

sido tan pobre. Pero no fui.<br />

La comida se <strong>de</strong>moraba, yo no sé: algo pasaba con el pavo y<br />

seguíamos tomando y entonces el hermano <strong>de</strong> Ricardo quiso enseñarme<br />

toda la casa y yo fui primero a ver el cuarto <strong>de</strong> Ricardo y luego fui a ver el<br />

cuarto <strong>de</strong>l hermano y no sé por qué me metí en el baño, que tenía la cortina<br />

<strong>de</strong> la ducha corrida y el hermano <strong>de</strong> Ricardo me dijo, «No mires ahí», y<br />

sentí <strong>un</strong>a curiosidad que corrí la cortina y miré y en la baña<strong>de</strong>ra, metido en<br />

<strong>un</strong> agua sucia había <strong>un</strong> esqueleto que tenía todavía pedazos <strong>de</strong> carne, <strong>un</strong> esqueleto<br />

humano y el hermano <strong>de</strong> Ricardo me dijo, «Lo estoy limpiando».<br />

No sé cómo salí <strong>de</strong>l baño ni cómo bajé las escaleras ni cómo me senté en la<br />

mesa <strong>de</strong>l patio a comer. Solamente recuerdo que el hermano <strong>de</strong> Ricardo me<br />

agarró por <strong>un</strong>a mano y me besó y yo lo besé y luego me ayudó a atravesar el<br />

cuarto oscuro.<br />

En el patio todo estaba muy bonito, muy ver<strong>de</strong> por el césped y muy<br />

alumbrado y la mesa muy bien puesta con <strong>un</strong> mantel muy caro y me<br />

sirvieron a mí primero porque la madre <strong>de</strong> Ricardo insistió. Yo lo que hice<br />

fue mirar la carne, las lascas <strong>de</strong> pavo, muy cocinadas, casi tostadas en su<br />

salsa carmelitosa, cruzar los cubiertos sobre el plato, bajar las manos y<br />

ponerme a llorar. Le eché a per<strong>de</strong>r la Nochebuena a aquella gente que fue<br />

tan gentil y tan amable, y regresé a casa tan cansada y tan triste y tan<br />

calladita que ni mi madre me sintió llegar.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!