09.05.2013 Views

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

a Botvinnik porque no tiene rival.<br />

—Si jugara con él Capablanca, por medio <strong>de</strong> <strong>un</strong>a médium, aceptaba<br />

todas las apuestas en mi contra.<br />

—Apostando a favor <strong>de</strong> tus mitos. Ah bárbaro.<br />

Pensé sonriendo en ese posible ajedrez escatológico y recordé al<br />

antepasado mío y antiguo artífice que fue más que <strong>un</strong> jugador científico<br />

porque era <strong>un</strong> intuitivo, mujeriego incorregible, jugador alegre, per<strong>de</strong>dor<br />

que era <strong>un</strong> banco <strong>de</strong> ajedrez porque reía cuando perdía, lo contrario <strong>de</strong> la<br />

invención <strong>de</strong> Maeltzel, no <strong>un</strong>a máquina <strong>de</strong> jugar ni <strong>un</strong> científico: <strong>un</strong> artista,<br />

<strong>un</strong> jugador <strong>de</strong> corazón, a chestplayer, a jazz-player, <strong>un</strong> gurú, sabio <strong>de</strong>l<br />

ajedrezén, que daba lecciones <strong>de</strong> maestro inmortal <strong>de</strong>l juez <strong>de</strong> caballos al<br />

más ínfimo o infame discípulo.<br />

«Recuerdo el caso <strong>de</strong> <strong>un</strong> amigo, aficionado poco fuerte, que jugaba<br />

por las tar<strong>de</strong>s en su club. Entre sus adversarios había <strong>un</strong>o que le ganaba con<br />

regularidad, y eso llegó a molestarle. Un día me llamó, me contó lo que<br />

pasaba y me pidió ayuda. Le contesté que estudiase los libros y que vería<br />

qué pronto las cosas cambiarían. Me dijo: «Bien; así lo haré; pero mientras<br />

tanto dime qué tengo que hacer cuando él hace tal y cual cosa.» Me explicó<br />

la apertura que el otro jugaba y qué cosa en particular le molestaba en el <strong>de</strong>sarrollo<br />

<strong>de</strong> su adversario. Le mostré la manera <strong>de</strong> evitar aquella posición que<br />

le mortificaba y le llamé la atención sobre alg<strong>un</strong>os p<strong>un</strong>tos <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n general;<br />

pero sobre todo insistí en que estudiase los libros y procediera <strong>de</strong> acuerdo<br />

con las i<strong>de</strong>as allí expuestas... A los pocos días me lo encontré encantado <strong>de</strong><br />

la vida. Enseguida que me vio me dijo: «Seguí tus consejos y me va muy<br />

bien. Ayer le gané dos al señor <strong>de</strong> quien te hablé.» Así hablaba el Maestro<br />

en sus Últimas Lecciones. No lo mandaría a comprar caballos, pero supe<br />

que había alg<strong>un</strong>a relación entre sus lecciones y las lecciones <strong>de</strong>l maestro <strong>de</strong>l<br />

zen y la arquería y si supiera que la Muerte quiere jugar <strong>un</strong>a partida <strong>de</strong><br />

ajedrez por mi vida, pediría <strong>un</strong> solo favor: que Capablanca fuera mi<br />

campeón. Este sabio budista <strong>de</strong>l nombre luminoso es el ángel protector, la<br />

verda<strong>de</strong>ra razón para que la única buena película <strong>de</strong> ese mediocre Vsevolod<br />

que los idiotas <strong>de</strong>l cine llaman el Gran Pudovkini, su solo encuentro con el<br />

camino recto se llame El Jugador <strong>de</strong> Ajedrez, y que Capablanca sea su protagonista<br />

y su gracia como el negro caballo que salta al final <strong>de</strong> sus manos<br />

ligeras y cae sobre la capa blanca <strong>de</strong> la nieve son algo más y algo menos que<br />

<strong>un</strong> símbolo.<br />

Cogió con gracia la rotonda <strong>de</strong>l Yatch y entró <strong>de</strong> nuevo en la Quinta<br />

Avenida, paseando casi <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> los pinos, los dos alumbrados,<br />

<strong>de</strong>slumbrados, acribillados <strong>de</strong> luz por el vértigo radiante <strong>de</strong> Coney Island y

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!