09.05.2013 Views

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Yo digo el bar Lovento —dijo Cué.<br />

Jaimanitas es <strong>un</strong>a playa popular, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la carretera <strong>de</strong> Santa Fe<br />

no es más que <strong>un</strong>os edificios chatos, feos, <strong>de</strong> concreto y <strong>un</strong>a casa <strong>de</strong><br />

socorros y <strong>un</strong>o o dos bares turbios y <strong>un</strong> río al que ro<strong>de</strong>a <strong>un</strong> manglar y don<strong>de</strong><br />

el agua estancada no azul ni parda ni ver<strong>de</strong> sino gris sucio cabrillea al sol,<br />

porque el mar a<strong>un</strong>que no se ve está ahí a media cuadra y la brisa entra por el<br />

canal <strong>de</strong>l río como subiendo por <strong>un</strong>a chimenea.<br />

—No recuerdo —recuerdo que dije—. ¿Se llama así?<br />

—No. Se llama La Odisea.<br />

—Y el dueño Homero. ¿Por qué no Bar Leneida?<br />

—Te vas a sorpren<strong>de</strong>r, pero el bar se llama Laodicea y es el apellido<br />

<strong>de</strong>l dueño, Juan. Juan Laodicea.<br />

—Del asombro nace la poesía.<br />

—Es <strong>un</strong> sitio increíble. Ya verás.<br />

Doblamos a la <strong>de</strong>recha, por <strong>un</strong>a avenida nueva <strong>de</strong> asfalto negro<br />

todavía, con faroles <strong>de</strong> concreto altos y curvos, que se inclinaban sobre la<br />

pista como las flappers <strong>de</strong> Fitzgerald sobre el amor, como cuellos <strong>de</strong> bestias<br />

antediluvianas tras la presa, como marcianos espiando nuestra civilización<br />

peripatética. Al fondo había <strong>un</strong> hotel o el intento <strong>de</strong> <strong>un</strong> hotel, <strong>un</strong> edificio<br />

cuadrado. Doblamos a la izquierda, yendo paralelos al mar, como los<br />

canales <strong>de</strong> esta Venecia <strong>de</strong>l rico, don<strong>de</strong> los felices propietarios podrán<br />

guardar su automóvil en el cart-port y su lancha en el yacht-port,<br />

flanqueados por todas las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la fuga. Comprendía que éste era<br />

el paraíso <strong>de</strong> los Cué. El proyecto (o su realización) era falso, ficticio, pero<br />

como a toda cosa en este país la naturaleza le prestaba su belleza verda<strong>de</strong>ra.<br />

Tenía su razón el Viajante. Por más <strong>de</strong> <strong>un</strong>a razón el lugar era increíble.<br />

Llegamos al bar, que estaba sobre <strong>un</strong> puente <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, en <strong>un</strong>o <strong>de</strong> los<br />

canales laterales y daba a <strong>un</strong>a gran lag<strong>un</strong>a, también artificial, don<strong>de</strong> el sol se<br />

reflejaba y multiplicaba en pepitas, a filones, por vetas <strong>de</strong> oro marino. Ante<br />

el bar había <strong>un</strong>a pequeña selva <strong>de</strong> caletas y pinos <strong>de</strong> costa. Vi cinco palmas<br />

con malangas gigantes trepadas cubriendo sus troncos y <strong>un</strong>a <strong>de</strong> las<br />

enreda<strong>de</strong>ras había muerto y la sexta palmera parecía <strong>de</strong>snuda entre sus<br />

prójimas.<br />

—He aquí el amén —dijo Cué. Pensé que habría querido <strong>de</strong>cir el<br />

acmé.<br />

—Da marcha atrás —le pedí.<br />

—¿Para qué?<br />

—Da marcha atrás, por favor.<br />

—¿Tú quieres regresar a La Habana?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!