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Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

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don<strong>de</strong>quiera como «el cabaret más fabuloso <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do» y Mrs. Campbell<br />

casi hizo el viaje por visitarlo. Para hacer tiempo fuimos a ver <strong>un</strong>a película<br />

que quisimos ver en Miami y perdimos. El cine estaba cerca <strong>de</strong>l hotel y era<br />

nuevo y tenía refrigeración.<br />

Regresamos al hotel y nos cambiamos. Mrs. Campbell insistió en que<br />

yo llevara mi tuxedo. Ella iría <strong>de</strong> traje <strong>de</strong> noche. Al salir, la pierna me estaba<br />

doliendo <strong>de</strong> nuevo —parece que a consecuencia <strong>de</strong>l frío en el cine y en el<br />

hotel— y agarré el bastón. Mrs. Campbell no hizo objeción y más bien<br />

pareció encontrarlo divertido.<br />

Tropicana está en <strong>un</strong> barrio alejado <strong>de</strong>l centro <strong>de</strong> la ciudad. Es <strong>un</strong><br />

cabaret casi en la selva. Sus jardines crecen sobre las vías <strong>de</strong> acceso a la<br />

entrada y todo está lleno <strong>de</strong> árboles y enreda<strong>de</strong>ras y fuentes con agua y luces<br />

<strong>de</strong> colores. El cabaret pue<strong>de</strong> an<strong>un</strong>ciarse como físicamente fabuloso, pero su<br />

show consiste —supongo que como todos los cabarets latinos— en mujeres<br />

semi<strong>de</strong>snudas que bailan rumba y en cantantes que gritan sus estúpidas<br />

canciones y en crooners al estilo <strong>de</strong>l viejo Bing Crosby, pero en español. La<br />

bebida nacional en Cuba se llama Daiquiri y es <strong>un</strong>a especie <strong>de</strong> batido helado<br />

con ron, que está bien para el calor <strong>de</strong> Cuba —el <strong>de</strong> la calle me refiero,<br />

porque el cabaret tenía el «típico», según nos dijeron, «aire acondicionado<br />

cubano», que es como <strong>de</strong>cir el clima <strong>de</strong>l polo norte entre cuatro pare<strong>de</strong>s<br />

tropicales. Hay <strong>un</strong> cabaret gemelo al aire libre, pero esa noche no estaba<br />

f<strong>un</strong>cionando, porque esperaban lluvia. Los cubanos son buenos<br />

meteorólogos, porque no bien empezamos a comer <strong>un</strong>a <strong>de</strong> estas comidas<br />

llamadas internacionales en Cuba, llenas <strong>de</strong> grasa y refritas y <strong>de</strong> cosas <strong>de</strong>masiado<br />

saladas con postres <strong>de</strong>masiado dulces, empezó a caer <strong>un</strong> aguacero<br />

que sonaba fuera por encima <strong>de</strong> <strong>un</strong>a <strong>de</strong> esas orquestas típicas. Esto lo digo<br />

para indicar la violencia <strong>de</strong> caída <strong>de</strong>l agua, pues hay pocas cosas que suenen<br />

más alto que <strong>un</strong>a orquesta cubana. Para Mrs. Campbell todo era el colmo <strong>de</strong><br />

lo salvaje sofisticado: la lluvia, la música, la comida, y estaba encantada.<br />

Todo hubiera ido bien —o al menos pasable, porque cuando cambiamos<br />

para whiskey y soda simplemente, casi me sentí en casa—, sino es porque a<br />

<strong>un</strong> estúpido emcee maricón <strong>de</strong>l cabaret, que presentaba no solamente el<br />

show al público, sino el público a la gente <strong>de</strong>l show, si a este hombre no se<br />

le ocurre preg<strong>un</strong>tar nuestros nombres —y quiero <strong>de</strong>cir, a todos los<br />

americanos que estábamos allá— y empieza a presentarnos en <strong>un</strong> inglés<br />

increíble. No solamente me conf<strong>un</strong>dió con la gente <strong>de</strong> las sopas, que es <strong>un</strong><br />

error frecuente y pasajero, también me presentó como <strong>un</strong> playboy<br />

internacional. ¡Pero Mrs. Campbell estaba al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l éxtasis <strong>de</strong> risa!<br />

Cuando <strong>de</strong>jamos el cabaret, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> medianoche, había terminado

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