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Tres tistres tigres - Diario de un chico trabajador

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las orejas, y el cuello y el pecho y La Estrella se resbalaba <strong>de</strong> sobre mi<br />

cuerpo y volvía a montarse y hacía ruidos extraños, increíbles, como si<br />

cantara y roncara a la vez y entre estos mugidos me <strong>de</strong>cía mi negro mi amor<br />

quiéreme dale <strong>un</strong> besito a tu negra anda anda anda y cosas así, que me<br />

hubieran hecho reír si no me faltara el aire y le di <strong>un</strong> empujón con toda mi<br />

fuerza haciendo palanca con la pared (porque había llegado hasta la pared<br />

empujado por aquella masa en expansión, atropellado por aquel <strong>un</strong>iverso<br />

que se me encimaba) y le hice per<strong>de</strong>r el equilibrio y se cayó <strong>de</strong> la cama y en<br />

el suelo se quedó ja<strong>de</strong>ando y bufando y me levanté <strong>de</strong> <strong>un</strong> salto y encendí la<br />

luz y la vi: estaba completamente <strong>de</strong>snuda y sus senos tan gordos como sus<br />

brazos, dos veces más gran<strong>de</strong>s que mi cabeza, se caían <strong>un</strong>o para <strong>un</strong> lado y<br />

llegaba al piso y el otro le daba por sobre el rollo central <strong>de</strong> los tres gran<strong>de</strong>s<br />

rollos que dividían sus piernas <strong>de</strong> lo que hubiera sido su cuello si lo tuviera<br />

y el primer rollo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los muslos era <strong>un</strong>a especie <strong>de</strong> prolongación <strong>de</strong><br />

su monte <strong>de</strong> venus y vi que Alex Bayer tenía razón, que ella se <strong>de</strong>pilaba toda<br />

porque no tenía <strong>un</strong> solo vello en el cuerpo y aquello no podía ser natural,<br />

a<strong>un</strong>que nada era natural en La Estrella. Fue entonces que me preg<strong>un</strong>té si no<br />

sería <strong>un</strong>a marciana.<br />

Si los sueños <strong>de</strong> la razón dan monstruos, ¿qué dan los sueños <strong>de</strong> la<br />

sinrazón? Soñé (porque <strong>de</strong> nuevo me dormí: el sueño es tan persistente<br />

como el insomnio) que los marcianos invadían la tierra no como temía<br />

Silvestre en naves que se posaban sin ruido en las azoteas o infiltrándose<br />

como espíritus armados en la materia terrestre o invadiéndonos en forma <strong>de</strong><br />

microbios que crecerían en los animales y en los seres humanos, sino con<br />

formas marcianas, criaturas con ventosas capaces <strong>de</strong> hacer otras pare<strong>de</strong>s con<br />

el aire y <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r y ascen<strong>de</strong>r por escaleras invisibles y con paso<br />

majestuoso sembrar el terror <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus presencias negras, brillantes,<br />

silenciosas. En otros sueños o en el mismo sueño <strong>de</strong> otra forma eran ondas<br />

sonoras que se metían entre nosotros y nos encantaban, como sirenas: en<br />

cualquier rincón brotaba <strong>un</strong>a música que alelaba, <strong>un</strong> son paralizante y nadie<br />

hacía nada por resistir aquella invasión <strong>de</strong>l espacio exterior porque nadie<br />

sabía que la música era el arma secreta y final y no había quién se tapara los<br />

oídos no ya con cera ni siquiera con los <strong>de</strong>dos y al final <strong>de</strong>l sueño yo trataba<br />

<strong>de</strong> levantar las manos hasta las orejas, porque comprendía, pero tenía las<br />

manos pegadas y la espalda pegada y el cuello pegado con cola invisible, y<br />

me <strong>de</strong>sperté fuera <strong>de</strong> la cama, con <strong>un</strong> charco <strong>de</strong> sudor <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l cuerpo, en<br />

el piso. Recordé entonces que me había tirado en el suelo al otro extremo<br />

<strong>de</strong>l cuarto, cerca <strong>de</strong> la puerta y allí me dormí. ¿Tenía el guante <strong>de</strong> <strong>un</strong><br />

motorista en la boca? No lo sé porque no sentía más que <strong>un</strong> sabor a bilis y

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